La localidad navarra de Legaria (Tierra Estella), de apenas 108 habitantes, se ha acostumbrado desde hace años a añadir un día más a sus fiestas patronales en honor a la virgen de Belén. Este verano se han celebrado desde jueves 8 al lunes 12 de agosto.
Otra de sus características es que el Chupinazo se lanza cinco horas después de inicio de las fiestas, y otra es que el único bar del pueblo se ha abierto de nuevo hace pocos meses con gran éxito. Además, su término municipal acoge una de las más grandes granjas de huevos de Navarra.
Son cinco días de fiestas pero el último de ellos, el lunes 12, es un día 'extra' que organiza la juventud del pueblo sin ningún gasto para el Ayuntamiento. Las actividades se centran en la comida.
El programa de fiestas indica el vermút a las 14 horas y macarronada para setenta personas a las 15 horas. Por la tarde gran bingo, y por la noche torico de fuego a las 22 horas y degustación de chistorra y panceta desde las 22,30 horas.
La concejala de festejos, Natalia Echeverría, asegura: "Los lunes de fiestas siempre se habían hecho cosas. Los jóvenes ponían la barraca de bebidas y con el dinero conseguido se hacía el quinto día de fiestas y así el Ayuntamiento no pagaba nada. Para no perder la costumbre hacemos una macarronada en el txabisque y luego el bingo. Nos juntamos unos 60 más o menos".
"Antes lo hacíamos en el parque pero con el calor nos apañamos mejor bajo techo. Preparamos primero una ensalada y luego fruta, helado o lo que nos salga. Luego todo el pueblo sale a jugar al bingo. El torico de fuego y para terminar hay panceta y chistorra con lo recaudado en el sorteo del jamón del sábado de fiestas".
El balance final de las fiestas de Legaria "es muy bueno. Todo el mundo está contento. Las orquestas han salido muy bien. El jueves nos gusta tirar el cohete después de la paellada popular, que es otra característica propia de Legaria", concluye la concejala de festejos.
Uno de los jóvenes de Legaria que prepara la macarronada, Raúl Ayala, señala: "El lunes de fiestas es el día en el que más se trabaja en auzolan. Todo el mundo aporta en común. Es un día más para los del pueblo junto al jueves. Cada uno pone lo que tiene y se paga a escote en el txabisque que llamamos de los viejos".
El menú del lunes es sencillo: "Se suele comer ensalada de pepino y tomate, que lo trae cada uno de su casa, y luego la macarronada. Se paga a dos o tres euros por persona. Se pone cinco euros para que salga por encima para dejarles algo a los del txabisque, ya que les gastamos aceite, sal y utilizamos los fuegos.
De esta forma "nadie se queja y estamos todos contentos. Hay otro txabisque que llamamos El Tubo, que es el de la juventud que nos cede el Ayuntamiento. Lo hacemos en este otro porque es más grande. Nos juntamos cerca de 70 personas. Más de medio pueblo", aunque en verano hay más visitantes de los censados.
La valoración de las fiestas recién terminadas "es positiva. El jueves es para los de casa. El viernes hubo gente y el sábado estaba la plaza a reventar a las 8 de la mañana. No han coincidido con pueblos cercanos en fiestas y todos han venido a Legaria", concluye Raúl Ayala.
