• viernes, 29 de marzo de 2024
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DEPORTES

Un navarro se proclama campeón del mundo con la selección española de Waterpolo

Fue titular en la final e hizo dos goles.

Alberto Munárriz con la posesión de balón en el partido que ha enfrentado a España y Hungría. COE
Alberto Munárriz con la posesión de balón en el partido que ha enfrentado a España y Hungría. COE

El navarro Alberto Munárriz se ha proclamado campeón del mundo de waterpolo con la selección Española en el campeonato disputado en Budapest. Una parada del portero Eduardo Lorrio en el último lanzamiento de la tanda de penaltis permitió a la selección española de waterpolo coronarse por tercera vez en su historia campeona mundial, tras derrotar por 6-5 a Italia en la ronda de desempate, tras concluir con empate (9-9) el tiempo reglamentario. Entre ellos, y como titular, se encontraba el navarro Alberto Munárriz, que firmó dos de los nueve tantos de la selección española.

A diferencia de lo ocurrido en la dos últimas finales de los Campeonatos de Europa de waterpolo, en las que los de David Martín se vieron privados de la medalla de oro tras caer ante Serbia, en el año 2018, y ante Hungría, en 2020, en la tanda de penaltis, en esta ocasión la muerte súbita cayó del lado del conjunto español.

Un triunfo que tuvo un nombre propio, el del portero Eduardo Lorrio, que pese a no haber disputado ni un solo segundo durante el tiempo reglamentario, detuvo el penalti decisivo a Giacomo Cannella, permitiendo a España subir a un primer escalón del podio que no pisaba en un Mundial desde el año 2001 en Fukuoka.

Medalla de oro que tuvo un sabor, si cabe, todavía más especial ya que permitió a los jugadores españoles para tomarse la revancha de la derrota que encajaron hace tres años ante Italia en la final del Mundial de Gwangju, donde los transalpinos no dieron ni la más mínima opción al equipo español (10-5).

Pero si Italia quería llevar el partido al plano anímico, España trató desde el principio en convertir la contienda en una batalla física en la que imponer la asfixiante presión defensiva, que se ha convertido en el sello de los de David Martín.

Un intenso trabajo defensivo que apenas tardó un minuto en dar frutos al conjunto español, que se adelantó en el marcador (0-1) con un contraataque de Álvaro Granados.

Munárriz destapó el tarro de las esencias

Gol que pareció espantar los fantasmas de Gwangju, liberando el brazo de los jugadores españoles, en especial, de Alberto Munárriz, que en poco más de cuatro minutos ya sumaba más tantos que en toda la final disputada hace tres años en la ciudad surcoreana. Dos latigazos del cañonero navarro permitieron a España situarse con una más que interesante ventaja de dos tantos (1-3), que hacía soñar con una posible escapada del equipo español.

Pero si por algo destaca Italia es por su fortaleza competitiva, y en un visto y no visto devolvió las tablas (3-3) al marcador.

Estadística que cambió por completo en el segundo parcial en el que los pupilos de David Martín aprovecharon todas las superioridades de la que dispusieron para dar un estirón 3-6 en el marcador.

Granados situó a España con una ventaja de cuatro tantos (4-8) a falta de poco más de seis minutos para el final del tercer cuarto con su cuarto tanto en la final.

Aunque ni así se rindió la selección italiana que encontró el camino para tratarse de reenganchar a la final en la figura del portero Gianmarco Nicosia, que con tres intervenciones consecutivas frenó en seco la fluidez ofensiva del equipo español.

Paradas que unidos a los tantos Giacomo Canella y Andrea Fondelli, siempre en superioridad numérica, la única fórmula que encontraron los transalpinos para llegar al gol, redujeron a tan sólo dos goles (6-8) la renta del equipo español al llegar el cuarto y último parcial.

Últimos ocho minutos de juego que no pudieron empezar mejor para el equipo español que no desaprovechó la primera superioridad numérica de la que dispuso en el último periodo para ampliar de nuevo su ventaja (6-9) con un gol de Martin Famera.

Pero cuando todo parecía más encarrilado para el conjunto español, Italia tiró de orgullo, dureza y también de alguna pillería, para forzar la tanda de penaltis, tras endosar un parcial de 3-0 a los de David Martín en los últimos seis minutos de juego.

Remontada que hacia revivir la pesadilla vivida en la muerte súbita ante Serbia y Hungría en las finales de los dos últimos Europeos, un mal sueño que Eduado Lorrio se encargó de hacer olvidar con su parada final que permitió a España coronarse por tercera vez campeona mundial.


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