PAMPLONA
Consuelo, la costurera navarra que cumple 100 años y es invencible a los juegos de cartas
"Hasta los 98 vivió sola": el Ayuntamiento de Pamplona ha homenajeado a esta vecina centenaria nacida en Valcarlos.

Consuelo Fernández Ustárroz ha cumplido este viernes 100 años. Lo ha celebrado rodeada de familiares, residentes y trabajadores de la Residencia San Fermín, en la que vive desde hace solo dos años.
Hasta los 98, esta mujer nacida en Valcarlos mantuvo su independencia en su casa del barrio pamplonés de la Milagrosa. Su historia personal está marcada por el esfuerzo, la humildad y una memoria viva de la guerra, las migraciones familiares y el amor por los juegos de cartas.
Por su centenario, el Ayuntamiento de Pamplona ha querido rendirle homenaje. El alcalde, Joseba Asiron, la ha visitado este mediodía y le ha hecho entrega de un ramo de flores, un pañuelico de San Fermín y un pin con el escudo de la ciudad. Pero más allá del gesto institucional, lo que permanece es el relato de una vida que ha atravesado un siglo entero con lucidez y carácter.
Consuelo nació en el barrio de Gainikoleta, en Valcarlos, hija de Dominica, natural de Aspurtz, y de Nicolás, del barrio del Albaicín en Granada. Su familia, de origen humilde, llegó a la zona siguiendo a su abuelo, carabinero destinado en Valcarlos.
Uno de los episodios más duros de su infancia ocurrió a los 9 años, cuando fue operada de urgencia de una parada intestinal en el Hospital de Navarra. Su nieta recuerda que siempre contaba la dificultad de aquella intervención: “era complicado que la superase… pero evidentemente salió bien”. La operación fue tan seria que hizo la primera comunión mientras estaba ingresada.
La Guerra Civil marcó otro punto de inflexión en su vida. Su abuelo y seis de sus siete hijos huyeron a Francia y luego a Cataluña, donde Consuelo pudo asistir brevemente a la escuela. Al acabar la guerra, y tras varios años difíciles, la familia se instaló en Erro.
Antes de casarse, trabajó como costurera en Sarobe. En 1947, se unió en matrimonio con Pablo Alfaro, un electricista natural de Cintruénigo. Tuvieron dos hijos: Marisol y Fernando, quien falleció en 2013. Consuelo enviudó joven, a los 47 años, y desde entonces ha llevado una vida activa y llena de aficiones.
Entre sus pasiones destaca su habilidad para las cartas. Según su familia, ha sido prácticamente invencible en el mus, la brisca, el cinqueño y el chinchón. También le ha gustado viajar y conservar vivas las historias de su familia.
El homenaje de este viernes ha sido una ocasión para reconocer la trayectoria de una mujer que, pese a las dificultades, ha mantenido su carácter, su autonomía y su entusiasmo. En palabras de su entorno, Consuelo es memoria viva de un siglo de historia, y sigue siendo la reina indiscutible de la partida.