La carretera de acceso a la Universidad de Navarra, en Pamplona, se ha convertido en el nuevo foco de polémica municipal. La reciente pintura de líneas torcidas y curvas en la calzada ha generado desconcierto entre los conductores y un aluvión de comentarios en redes sociales, donde muchos usuarios han calificado el trazado de “absurdo” o “sin sentido”.
El Ayuntamiento de Pamplona, dirigido por Joseba Asirón, ha explicado que se trata de una “ciclo-calle” de sentido único, con límite de velocidad de 20 km/h, diseñada para priorizar el paso de ciclistas y peatones. Las líneas sinuosas, lejos de ser un error, responden —según el Consistorio— a un criterio técnico de calmado del tráfico.
Fuentes municipales han detallado que el objetivo de este peculiar trazado es reducir la anchura percibida de la vía —que pasa de unos 5,5 metros a unos 2,8 útiles—, evitar adelantamientos indebidos y disuadir a los conductores de circular rápido. Las líneas, además, esquivan algunas raíces de árboles que levantan el asfalto en ese tramo, motivo por el que las curvas resultan aún más visibles.
Pese a las explicaciones, la imagen de la carretera ha sorprendido a muchos vecinos y visitantes del campus, que la han compartido en redes sociales acompañada de comentarios irónicos. La sensación de “caos” en el dibujo de las marcas ha reabierto el debate sobre las decisiones de movilidad del equipo de Asirón.
La Dirección General de Tráfico (DGT) no establece en su normativa que las líneas deban ser rectas, según el Reglamento General de Circulación y la Norma 8.2-IC “Marcas Viales” del Ministerio de Transportes. Estas regulaciones definen la función de las marcas —guiar, advertir o regular la circulación—, pero no su forma geométrica exacta, permitiendo adaptaciones a la geometría o características de la vía.
En entornos urbanos con límite de 20 o 30 km/h, la DGT permite marcas especiales o “marcas particulares” destinadas al calmado del tráfico, como las líneas quebradas o los llamados “dientes de dragón”. Este tipo de trazado, habitual en ciudades como Madrid, Zaragoza o Barcelona, busca generar una percepción de incertidumbre que haga que el conductor reduzca la velocidad.
En el caso de Pamplona, el Ayuntamiento ha confirmado que la intervención está avalada por un informe técnico de la Junta de Movilidad, y que la actuación se completará con señalización vertical complementaria para reforzar la visibilidad de la “zona 20”. “Es una medida técnica, no un capricho político”, han señalado fuentes municipales.
Diversos estudios citados por la DGT confirman que las líneas sinuosas pueden reducir la velocidad media entre 10 y 15 km/h, aumentando la seguridad de ciclistas y peatones. Sin embargo, la estética de la carretera y la falta de información previa han multiplicado la confusión entre los vecinos.
Lo cierto es que el caso de la carretera de la Universidad ha vuelto a situar a Pamplona en el centro del debate sobre la movilidad urbana y las decisiones impulsadas por el actual equipo de gobierno, en las que la prioridad al peatón y la bicicleta convive con la crítica de una parte de los automovilistas.