Ha presentado en Pamplona 'Acantilado', un filme protagonizado por Daniel Grao, Goya Toledo, Juana Acosta, Ingrid García-Jonsson y Jon Kortajarena.
El silencio, los miedos y esos hilos del pasado tensan el presente son los motores de Acantilado, la nueva película de la cineasta navarra Helena Taberna que ha presentado este martes en Pamplona junto a la actriz Maiken Beitia. Un thriller sólido, con una trama policiaca bien urdida que propone al espectador una reflexión sobre la pertenencia al grupo y la libertad.
La cinta, protagonizada por Daniel Grao, Goya Toledo, Juana Acosta, Ingrid García-Jonsson y Jon Kortajarena, arranca con un suicidio colectivo de un secta en la isla de Gran Canaria. Entre las víctimas puede encontrarse Cordelia, hermana de Gabriel, a la que no ve desde hace años. Por eso, el hombre decide volar a la isla para buscarla, un caso que está en manos de una avezada inspectora de policía que anda tras la pista de esta extraña comunidad.
Taberna, tras la proyección de la película para la prensa en los Cines Golem Yamaguchi, ha subrayado la libertad con la que ha abordado este trabajo: "He hecho la película que he querido y cómo he querido". El filme está inspirado en la novela El contenido del silencio, de Lucía Etxebarría, aunque señala que "no ha sido una adaptación como tal".
SECTAS PERSONALES
La directora navarra ha querido matizar que no es una película sobre las sectas, sino "una reflexión sobre las sectas en las que estamos metidos" y sobre "cómo compaginar la libertad individual y la pertenencia a un grupo, pues estamos condenados a vivir en soledad y en compañía". La secta le ha servido como "línea para hablar sobre el ser humano y sus miedos".
En la película, que se ha rodado a caballo entre Canarias, Navarra y el País Vasco, el paisaje tiene un peso crucial: "Es un personaje más. En el mar hay algo que nos está contado. La poética del paisaje contribuye a un ritmo, no acelerado, pero que tiene".
Taberna también ha incidido en la importancia de los silencios, de los sentimientos mostrados a media luz. "He tratado de vaciar de palabras la película", explica, al tiempo que da cuenta del juego que teje con la belleza, esos personajes físicamente atractivos cuya apariencia no impide "que se vea los rotos que están".
PAPEL DE VILLANA
La actriz Maiken Beitia, que encarna el papel de Marion, una de las antagonistas de la historia, ha visto esta mañana también por primera vez la cinta, un año después de terminar el rodaje. Sobre su papel, ha señalado que "hacer de mala es atractivo, pero tiene su complicación" y ha valorado que Taberna "no juzga a los personajes". En este sentido, ha explicado que su personaje "era feliz hasta que ocurre un desencadenante y todo se le mueve por dentro, esa capacidad de tener odio y rencor tiene que ver con que le han roto su mundo perfecto de la secta".
Además, ha elogiado la capacidad de la directora para "luchar contra viento y marea" durante la producción de la cinta, "un proceso vertiginoso", en el que el viento y el frío estuvo muy presente durante el rodaje. Esto, según la intérprete, pese a la dureza de las inclemencias del tiempo, tuvo un factor positivo para la interpretación porque les colocaba en "un sitio incómodo, raro".
Además de ahondar sobre las distintas capas que se pueden encontrar en su nuevo trabajo, Taberna también ha tenido unas palabras sobre la crisis del cine en español, "una situación dramática, en la que van a quedar las grandes superproducciones y el cine de guerrilla".
Así, ha señalado que las "películas medianas van a tener un difícil recorrido, dada la situación política, las ayudas al cine y el mundo de las televisiones". Así que lo tuvo claro: "Por las dudas, voy a poner toda la carne en el asador y voy a rodar una película de exteriores, con medios y buenos actores".
