Para ello se inmuniza con la vacuna a los
grupos de personas con mayor riesgo de padecer complicaciones por la gripe, así como a aquellos colectivos en los que la gripe puede ocasionar una repercusión social mayor.
Así, como en años anteriores, la campaña está
dirigida a personas mayores de 60 años, pacientes con enfermedades crónicas cardiovasculares o pulmonares, metabólicas, con insuficiencia renal o inmunodeprimidos, embarazadas, y usuarios de viviendas tuteladas y residencias comunitarias.
Además, los
servicios de salud ofrecen la vacuna antineumocócica a personas mayores de 65 años y pacientes de riesgo que no la hayan recibido con anterioridad ya que esta vacuna se recibe una sola vez en la vida.
Igualmente se recomienda la vacunación a quienes pueden transmitir la enfermedad a personas de
alto riesgo de complicaciones si se contagian, como trabajadores de centros sanitarios, de instituciones geriátricas o trabajadores de cuidados domiciliarios a pacientes de alto riesgo.
Esta
recomendación es válida también para quienes trabajan en servicios públicos esenciales o básicos, como fuerzas de seguridad, bomberos y servicios de protección civil, y este año se ha extendido la indicación de vacunarse al personal docente.
La gripe es una
enfermedad infecciosa de etiología vírica, cuyas manifestaciones varían desde síntomas respiratorios semejantes a un resfriado común hasta procesos febriles de diversa gravedad.
Suele comenzar de forma brusca con
fiebre y escalofríos, acompañados de dolor de cabeza, congestión nasal, dolor de garganta, malestar general, dolores musculares, pérdida de apetitos y tos seca.
La tos, congestión y falta de energía pueden durar
hasta dos semanas, mientras que la fiebre y el resto de síntomas suelen remitir en la mayoría de los casos en el plazo de una semana.
Las
complicaciones más frecuentes son la neumonía viral primaria o la infección respiratoria bacteriana secundaria, que puede derivar en neumonía.
El virus de la gripe
se transmite fundamentalmente de persona a persona por vía aérea mediante partículas expulsadas al toser o estornudar.
Estas partículas no permanecen suspendidas y para su transmisión es necesario un contacto cercano (1-2 metros), aunque es posible la transmisión por contacto indirecto con superficies comunes, en las que
el virus puede persistir durante horas o días en ambientes fríos y con baja humedad.
El
periodo de incubación desde que una persona se infecta hasta la aparición de los primeros síntomas es de 1 a 3 días.
En la pasada temporada
se registraron en Navarra 17.357 casos de gripe (28 por cada 1.000 habitantes), un 3 % más que el año anterior, 426 pacientes requirieron ingreso hospitalario (incremento del 71 %), se triplicaron los ingresos en la UCI, y fallecieron 19 personas.