El Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla La Mancha (COACM), en la categoría para arquitectos colegiados con obra fuera de fuera de esta comunidad, ha entregado el Premio COACM 'Miguel Fisac' a '4 Viviendas de Protección Oficial', en la localidad navarra de Garralda, por su "integración y reinterpretación de los elementos de la arquitectura local", según señalaba el fallo del jurado. Es obra de Nazareth Gutiérrez, Rodrigo Núñez y Juan Carrascosa.
La obra comenzó en octubre 2020 y finalizó el 8 septiembre de 2022. Tiene una superficie construida de 828.96 m2 y se han utilizado para ella 275.88 m2 de madera.
El proyecto se creó con dos objetivos, por un lado, "su integración paisajística en un entorno tan cuidado como el de Garralda y el valle de Aézcoa", y, por otro, conseguir "la máxima calidad habitacional de las viviendas propuestas". En la fase de concurso, los arquitectos llevaron a cabo una "extensa investigación" sobre la historia y las características del municipio de Garralda, así como un análisis sobre la tipología del caserío vasco-navarro.
"En este estudio detectamos los invariantes de las construcciones tradicionales, que incorporamos, reinterpretados, a nuestro proyecto: volumetría sencilla, cubierta a dos aguas, uso de revoco blanco en fachadas, muros fraileros, balcón corrido y uso de madera en fachada y contraventanas", resume Rodrigo.
Como resultado de este estudio, los arquitectos dividieron el programa requerido en dos volúmenes o edificios, con cubiertas de gran pendiente, cuyas proporciones "permiten una mayor adaptación a las formas de la zona". Estas dos piezas se disponen en direcciones opuestas para "favorecer el diálogo con los conjuntos urbano y paisajístico".
Su elección de los materiales fue "sensible y respetuosa con el entorno". Resolvieron la envolvente exterior únicamente con dos materiales. En los testeros, muros fraileros y muros de planta baja, se optó por mortero blanco como acabado de la fachada construida mediante sistema SATE, que consiste en la colocación de paneles aislantes sobre un elemento portante vertical, cuya instalación se realiza desde el exterior dando como resultado una envolvente térmica continua, sin puentes térmicos, de los muros de cerramiento de la vivienda.
En cubiertas y contraventanas de galerías el material utilizado es madera de pino termotratada, "reinterpretando y recuperando así el uso de la teja de madera, típico del valle de Aézcoa". Ambas, cubierta y galería, "se funden así en un único elemento que dota de identidad propia a la propuesta". "Esta reinterpretación del arquetipo del caserío permite la vinculación de la propuesta con la memoria colectiva del lugar", destacan desde el COAM en una nota de prensa.
En el año 1898 Garralda sufrió un incendio que destruyó el pueblo casi por completo. Antes de este incendio, las cubiertas de las construcciones estaban realizadas con madera, "material que no se utilizó en la reconstrucción del pueblo, por miedo a que la situación se repitiera".
"Desde entonces, obviamente, se han mejorado mucho las condiciones de seguridad de incendios, y existe una normativa extensa de obligado cumplimiento en relación a la propagación de los incendios, definida por el Código Técnico de la Edificación, lo que nos permitió recuperar el uso de la madera en la cubierta", explica Nazareth.
En el espacio exterior de la parcela "no se han definido límites físicos, permitiendo entenderla como continuidad de la naturaleza circundante". El diseño de las viviendas ha buscado "la máxima flexibilidad, adaptabilidad, neutralidad y calidad espacial posible, favoreciendo distintos modos de habitar". El complejo cuenta con una vivienda por planta en cada uno de los dos volúmenes, en planta primera y bajocubierta, reservando el espacio disponible de la planta baja de ambos edificios para usos comunes.
La estructura de madera contralaminada se limita a fachada y particiones de separación con elementos comunes, "favoreciendo los cambios de la vida útil de la edificación". Se trata, además, de viviendas completamente accesibles.
La iluminación natural y la disposición de los huecos es uno de los "objetivos esenciales" que los arquitectos han tenido en cuenta para "asegurar la calidad del espacio interior, así como la dotación de amplias terrazas exteriores, que permiten conectar con el paisaje de la zona, como ocurre con la ausencia de límites físicos". El uso del color y los materiales en el interior ha sido "intencionadamente neutro, para facilitar la apropiación y la caracterización del espacio a sus habitantes".
Además del Premio Miguel Fisac del COACM, las '4 Viviendas de Protección Oficial' en Garralda, también ha logrado el Premio XVI Bienal de Arquitectura y Urbanismo Española, Mención Premio Luis Moreno Mansilla (Colegio de Arquitectos de Madrid).
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