El prelado ha presidido una eucaristía en la capilla del Centro Penitenciario y ha pedido esperanza para el futuro, en un acto con capellanes, voluntarios y la Luz de Belén.
El arzobispo Florencio Roselló se ha desplazado este miércoles, 24 de diciembre de 2025, al Centro Penitenciario de Pamplona para su primer anuncio de Navidad ante los internos.
Durante su intervención, el prelado ha dejado un mensaje centrado en la acogida y la esperanza: “La Iglesia siempre quiere ser acogedora con los hermanos y hermanas que están en la cárcel, pero en estos días de manera especial”.
También ha añadido que “Dios viene, también a la cárcel, no de visita, sino para quedarse”, y ha remarcado que “todos importamos para Dios, sea cual sea la situación y sea cual sea nuestro pasado”.
El arzobispo Florencio Roselló ha presidido una eucaristía en la capilla del centro, que se ha llenado de internos. En el acto ha estado acompañado por el vicario episcopal de Pastoral Social y Promoción Humana, Juan Zabala.
Junto a él han participado los capellanes de la cárcel, Javier Arbilla y Antonio López, además del diácono permanente Fernando Aranaz. También le han acompañado voluntarios de la Pastoral Penitenciaria, encabezados por la delegada María Jesús Irigoien, y trabajadores del centro penitenciario, con su director al frente.
En su mensaje, el arzobispo Florencio Roselló ha recordado que “los primeros en recibir el anuncio de la Navidad no fueron los poderosos, sino los pastores, la gente sencilla, muchas veces despreciada”. En esa misma línea, ha recalcado que por eso ha querido que su primer anuncio de la Navidad fuera en la prisión de Pamplona, antes de celebrarlo por la noche en la catedral.
Además, ha subrayado su deseo de que estos días ayuden a los internos a mirar el futuro con esperanza. “Me gustaría que estos días fuesen el comienzo de una nueva vida, aquí dentro primero, luchando y trabajando para ir progresando poco a poco”, ha señalado.
El prelado también ha animado a “estar más cerca de mi familia, hacer planes de futuro, aunque estén lejos, pero tener horizontes en la vida”. En ese mensaje ha insistido en que “Dios no nace para los perfectos, sino para los que necesitan levantarse, los que necesitan cambiar”.
Al inicio de la celebración, varios jóvenes del movimiento scout han presentado la Luz de Belén como símbolo del deseo de transmitir la paz también en el interior de la cárcel.
Uno de los momentos más emotivos se ha vivido durante las ofrendas, cuando el niño Jesús ha ido pasando de mano en mano entre los reclusos. Según se ha relatado en la celebración, unos lo han observado en silencio, otros lo han besado y algunos incluso han llorado.
