La vida de María Cruz Yoldi cesó de forma abrupta hace treinta y cinco años por culpa de la banda terrorista ETA. Aquel 17 de octubre de 1987, una bomba explotó en la calle Cortes de Navarra y sesgó la vida de la madre de seis hijos.
Eran las siete y veinte de la mañana y como cada día, María Cruz Yoldi repartía periódicos por el centro de Pamplona. Una labor que llevaba a cabo a sus 63 años para mantener a su familia numerosa. Sin embargo, esa mañana la explosión de unos letales explosivos de la banda terrorista provocaron su muerte, hace este lunes justo treinta y cinco años.
Según describieron las crónicas de entonces, la explosión la mató en el acto y destrozó las oficinas de la Unión y el Fénix Español. La onda expansiva envió el cuerpo de la mujer a más de 12 metros, empotrándolo debajo de un vehículo Citroën Visa propiedad del portero del inmueble número 5 de la calle donde se produjo la explosión.
"La fallecida estaba casada, tenía seis hijos y residía en la calle Mayor. Aquel día acababa de entregar unos periódicos en un portal cercano. En el lugar quedaron el carro en el que transportaba los periódicos y numerosos ejemplares del día esparcidos por la calzada", informaba El País sobre el asesinato.
Un atentando que tuvo una serie de falsos avisos por parte de la banda terrorista, que si bien telefonearon para decir que se habían colocados explosivos detallaron una serie de localizaciones, todas ellas erróneas.
Ahora, treinta y cinco años después de aquel brutal asesinato, asociaciones como Covite tratan hacer perdurar el recuerdo de María Cruz Yoldi, mientras sus asesinos, como Mikel Castillo reciben de forma totalmente impunes continuos homenajes en las calles de Navarra y País Vasco.
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