Fitero tiene poco más de 2.000 habitantes y está situado en la merindad de Tudela, a 22 kilómetros de la localidad ribera. Destaca principalmente el Monasterio de Santa María la Real de Fitero, una joya arquitectónica de la Edad Media.
Entre sus calles se encuentra el Bar Restaurante La Fiterana, que este mes de julio ha cumplido su 10º aniversario en la localidad navarra. La Fiterana se inauguró en 1988 por un matrimonio que lo regentó hasta su jubilación. Años más tarde el bar pasó por otras manos hasta llegar a David González Antón, un fiterano que en 2013 decidió comenzar la aventura en su lugar de origen.
David González se formó en San Sebastián como cocinero y recorrió algunas de las cocinas más prestigiosas del norte de España. Tras pasar por diferentes restaurantes, decidió reabrir La Fiterana. "Han sido diez años luchando contra viento y marea, pero con esfuerzo y ayuda hemos salido adelante. Soy muy feliz", detalla David.
Desde 2013, han ido adaptando la oferta del restaurante según la temporada. En La Fiterana ofrecen desde carta menú, menú del día e incluso los fines de semana preparan un menú degustación. "También hacemos paellas para llevar, suelen tener mucho éxito y vienen de otras localidades a recoger".
Entre sus platos se pueden pedir desde alcachofas cocidas, migas de pastor o rabo de cerdo, entre otras muchas opciones. Además, en el bar restaurante La Fiterana se pueden comer hamburguesas o pizzas con ofertas especiales que suelen realizar los fines de semana.
Pero La Fiterana no solo se queda en servir comidas o cenas. "Realizamos jornadas según la temporada, por ejemplo la de la verdura o de la caza, que llevamos 8 años haciendo y ha tenido mucha aceptación. Aprovechamos al máximo cada época", explica el cocinero navarro.
Fitero es muy conocido tanto por su monasterio como por su balneario. Son muchos los que después de empaparse de la cultura de esta localidad navarra, se acercan a La Fiterana para vivir una experiencia completa.
Durante esta trayectoria de diez años ha estado acompañado por tres personas más, dos de ellas desde que abrió La Fiterana. Aunque llevar un negocio no es fácil, David disfruta con su trabajo. "En estos diez años he formado una familia y me encanta lo que hago. Soy muy de Fitero y soy muy feliz aquí", cuenta orgulloso David. También, su familia
La Fiterana se ha convertido en un símbolo para Fitero, dentro de su local se recoge la historia, la gastronomía, sus gentes y sus tradiciones.
