Los hermanos Jesús y Andoni Provenza Chico recorren cada verano buena parte de las fiestas de la zona media de Navarra para servir sus patatas, hamburguesas, bocatas o perritos calientes en su puesto Txiringuito Las Bardenas.
Cada año acuden a las fiestas de Carcastillo, Santacara, Mélida, Figarol, Murillo o Ujué, por nombrar algunas de las habituales, con su puesto en el que desde la tarde y hasta bien entrada la madrugada sirven la comida para reponer fuerzas en fiestas. "Tenemos clientes de todas las edades, porque hay productos, como las patatas fritas, que son para todos los públicos y para cualquier momento", explica Andoni Provenza, de 37 años.
"Mis padres han sido feriantes toda la vida. Llevaban el Tren de la Bruja y tenían churrería. Se movían todo el año por todos los lugares. En un momento dado surgió la idea, sobre el año 1995, de crear un remolque para dar comidas en las ferias de verano. Se vendían patatas, gofres y perritos e íbamos por la zona de Vizcaya", rememora Andoni Provenza sobre los inicios del puesto.
Andoni Provenza resalta que sus padres fueron los verdaderos artífices del puesto que ahora regentan él y su hermano Jesús, ya que gracias al sacrificio durante muchos años les ha permitido tener ahora este trabajo, del que ellos tomaron el relevo de sus padres y mantienen también con el orgullo de tantos años de saga. "Este negocio no sería lo que es hoy en día sin el sacrificio de mis padres, ellos los verdaderos artífices, nosotros estamos recogiendo sus frutos", reflexiona Provenza.
Su padre, Tony, recientemente fallecido, fue el creador de manera artesanal de todos los puestos que han utilizado, incluido el primero, que se quemó en un incendio en fiestas de Marcilla en 2005 por un accidente con una freidora. Eso no detuvo el empeño por avanzar en un negocio que no era tan habitual en aquella época y que fue toda una revolución en muchas localidades de Navarra. Con el tiempo crearon otro puesto más grande en el que mejoraron también la carta y los productos a la venta.
Es habitual ver las filas de personas cuando cae la tarde esperando para pedir la cena y encargar comida. "La gente de los pueblos a los que vamos ya nos conoce y funcionamos mucho con encargo, algo que a nosotros también nos facilita mucho el trabajo. Luego, nos quedamos por la noche porque la gente quiere comer también de madrugada y, si hay ambiente, nos quedamos hasta que cierran los bares", explican sobre un horario muy exigente que los obliga a permanecer en muchas ocasiones hasta casi el amanecer, en función de cómo vaya la noche.
Ellos viven en Carcastillo, donde tienen su vida, amigos y otros trabajos en invierno, ya que el trabajo de verano no llega para todo el año. Por este motivo están ahora explorando la posibilidad de poner el puesto los fines de semana algunos meses del año y probar con el reparto a domicilio en su localidad, una manera de ampliar fechas de trabajo y dar un servicio que no es habitual en localidades pequeñas.
Cuando llega agosto, la cosa es muy distinta. El calendario está lleno de fiestas y de un lugar viajan a otro, casi sin descanso hasta que termine septiembre. La pandemia hizo mucho daño al sector de los feriantes, ya que fueron dos años sin fiestas con un parón que les obligó a renunciar luego a otras localidades para relanzar el negocio. Durante muchos años también acudían con sus puestos a Villafranca, Milagro o Cadreita, pero vendieron esos ubicaciones para centrarse en la zona en la que están ahora.
Los dos hermanos también quieren impulsar el negocio con la posibilidad de ofertar salidas a eventos, fiestas de fin de semana, bodas a comuniones, momentos en los que pueden dar un servicio de comidas muy agradecidas, ya que todo lo cocinan ellos y se encargan de comprar los productos para que la calidad de sus hamburguesas o perritos sea siempre la mejor. Cocinan en el momento y eso es algo que los clientes valoran mucho, ya que la comida está siempre recién hecha.
"Lo más duro de este trabajo son los horarios y, en ocasiones, aguantar a la gente por la noche, aunque por regla general nos tratan bien porque nos conocen. Pero siempre hay alguno más movido", señala Andoni Provenza sobre su experiencia en los pueblos de Navarra.
Cada año, la asociación de feriantes, a la que pertenecen, se encarga de gestionar los puestos y los pagos con los Ayuntamientos, algo que les agiliza y facilita el tema burocrático. Luego, cuando llega el día a día de las fiestas, comienzan las largas noches de trabajo y las jornadas para preparar todo el material, porque nunca puede faltar producto para dar el servicio.
"Las patatas fritas siguen siendo lo más demandado y lo que más gusta, a cualquier hora y ha sido así durante 25 años. Es un producto que no falla", asegura Andoni Provenza sobre lo que más se consume.
"Damos un servicio muy bueno a los pueblos en fiestas, porque por las noches la mayoría de los bares ya no sirven comidas y la gente necesita cenar o tomar algo de madrugada, es algo que nos agradecen", mantiene uno de los responsables del Txiringuito Las Bardenas.
