La Clínica Universidad de Navarra se ha convertido en el primer hospital en España en aplicar una innovadora técnica de estimulación cerebral profunda adaptativa en pacientes con párkinson, una enfermedad que no tiene actualmente cura. .
Este avance permite ajustar en tiempo real la energía aplicada al cerebro, optimizando la terapia en función de la actividad neuronal de cada persona y logrando una mayor precisión en el tratamiento de síntomas como los temblores, la rigidez y la lentitud de movimientos.
La estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés) es una técnica utilizada desde hace 30 años para tratar el párkinson cuando los fármacos dejan de ser eficaces. Consiste en la implantación de electrodos en áreas específicas del cerebro, los cuales están conectados a un neuroestimulador colocado cerca de la clavícula, encargado de generar impulsos eléctricos. Sin embargo, a diferencia del sistema tradicional, esta nueva tecnología permite ajustar la intensidad de la estimulación de forma automática, según la actividad cerebral en cada momento.
La doctora María Cruz Rodríguez Oroz, directora del Departamento de Neurología y de la Unidad de Trastornos del Movimiento de la Clínica, ha destacado que este sistema supone un avance significativo: “A diferencia de la DBS tradicional, que mantiene una estimulación constante, esta nueva tecnología ajusta la energía en tiempo real a partir de la actividad cerebral del paciente, lo que mejora notablemente su calidad de vida”.
El procedimiento quirúrgico para la implantación del dispositivo requiere una planificación minuciosa. El Dr. Laín González-Quarante, especialista del Departamento de Neurocirugía, ha explicado que se emplea inteligencia artificial para seleccionar con precisión la zona del cerebro donde se insertarán los electrodos. “Durante la cirugía, utilizamos un registro neurofisiológico y realizamos imágenes intraoperatorias para garantizar que los electrodos quedan situados en la ubicación ideal para cada paciente”, ha señalado.
Por su parte, la Dra. Icíar Avilés-Olmos, neuróloga de la Clínica, ha subrayado que esta tecnología permite un nivel de personalización sin precedentes: “La estimulación adaptativa se ajusta de forma dinámica en función de la evolución del paciente, identificando cambios en las señales cerebrales asociadas a los síntomas clínicos”.
El proceso de adaptación a la nueva terapia es individualizado y el tiempo para notar los beneficios varía según el paciente. En muchos casos, es necesario realizar ajustes durante las semanas o meses posteriores a la activación del dispositivo, lo que implica varias revisiones en el hospital hasta encontrar la configuración óptima.
Según la Sociedad Española de Neurología, el párkinson afecta en España a unas 150.000 personas. Además, las previsiones apuntan a que el número de casos podría duplicarse en 20 años y triplicarse en 2050.
Esta enfermedad neurodegenerativa provoca una muerte progresiva de neuronas en determinadas áreas del cerebro, generando una reducción drástica de la dopamina y dando lugar a síntomas como rigidez, temblores en reposo y disminución de la movilidad espontánea.