• viernes, 19 de abril de 2024
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SOCIEDAD

James Vukojevic, el piloto serbio-francés que se ha hecho viral extinguiendo incendios en Navarra

Tras una dilatada trayectoria a lomos de helicópteros en medio mundo, James Vukojevic confiesa haber encontrado en Pamplona su hogar.

James Vukojevic, piloto del Gobierno de Navarra para la campaña forestal, posa para un retrato para este medio. PABLO LASAOSA
James Vukojevic, piloto del Gobierno de Navarra para la campaña forestal, posa para un retrato para este medio. PABLO LASAOSA

En cuanto James Vukojevic Dein pone un pie en la base de Miluce todo alrededor se torna diminuto. Ni siquiera el ruido de las hélices o el calor sofocante de una mañana de verano consiguen hacer sombra a la impactante figura de este piloto de helicóptero serbio-francés, con enormes brazos tatuados y gafas de sol.

“Después del vuelo hay que hacer mucho papel”, explica con un más que correcto castellano. Acaba de regresar de extinguir un incendio junto a los Bomberos Forestales y sujeta en la mano una Fanta de Naranja con la que recuperar fuerzas.

A pesar de su extensa trayectoria profesional, lleva pilotando desde 1998 y acumula más de 5.000 horas de vuelo, el reconocimiento público le acaba de llegar recogiendo agua de una piscina de Olloki. El vídeo acumula más de 650.000 visualizaciones y tiene miles de reacciones o comentarios en redes sociales como LinkedIn.

Sin embargo, antes de que James se convirtiera en una celebridad en los WhatsApp de Navarra ya había sobrevolado medio mundo a lomos de un helicóptero.

James Vukojevic aterriza en Miluce tras extinguir un incendio junto a los Bomberos Forestales de Navarra. PABLO LASAOSA
James Vukojevic aterriza en Miluce tras extinguir un incendio junto a los Bomberos Forestales de Navarra. PABLO LASAOSA

EL NIÑO QUE QUERÍA SER AUSTRONAUTA

Lo primero que James Vukojevic quiso ser de niño fue astronauta. Cada noche dormía junto a una pegatina de la NASA pegada en su mesilla. Después le entró el gusanillo de ser bombero, por eso del hermanamiento y ayudar a los demás. También por sobrevolar el cielo a bordo de un caza.

“¿No es ese el sueño de todo el mundo?”, pregunta en voz alta.

Terminó decantándose por los helicópteros, probablemente por ese carácter humanitario que siempre le generó atracción.  ”Es la única máquina que salva vidas donde nadie más llega”, recita parafraseando a Igor Sikorsky, impulsor del helicóptero moderno.

En 1998 obtuvo su primera licencia como piloto de avión. Más tarde conseguiría el permiso para volar helicópteros con licencia recreativa y en 2005 se convirtió en piloto profesional de este vehículo.

Tan dispar como los sueños de infancia ha sido su trayectoria profesional. Desde trabajar cinco años con los bomberos en París a surcar los cielos como piloto del general del ejército del aire de un país africano. O permanecer año y medio bajo las órdenes del director y productor Luc Besoin, encargado de rodar escenas desde el aire para sus películas.

Luego vendría Canadá, de la mano de emergencias extinguiendo fuegos y Tahití, como piloto turístico y de vacaciones sanitarias. Más tarde, 14 años en el Ejército francés de los que no puede hablar mucho y otros cuatro en el oeste de África para plataformas petrolíferas.

Y de ahí a Pamplona. “Es increíble”, resume Vukojevic en dos palabras su llegada a esta tierra.

DE VACACIONES EN EL AEROPUERTO

Ocurrió hace dos años y se encontraba de viaje junto a su mujer en Madrid. “Me sobraban días de vacaciones así que decidí ir al Aeropuerto de Madrid-Cuatro Vientos”, narra Vukojevic sobre la visita que le proporcionaría un puesto de trabajo en nuestro país.

En las instalaciones, un enorme hangar llamó su atención y sin apenas hablar castellano, tan solo sabía decir 'buenos días', 'hasta luego' y 'gracias', se plantó dentro del edificio.

James Vukojevic posa en la cabina de uno de los helicópteros del departamento de Interior del Gobierno de Navarra. PABLO LASAOSA
James Vukojevic posa en la cabina de uno de los helicópteros del departamento de Interior del Gobierno de Navarra. PABLO LASAOSA

"¿Tienes un correo electrónico para enviarnos el currículum por si hay algún hueco?", le preguntó una trabajadora tras haber explicado Vukojevic a lo que se dedicaba.

Un par de minutos después, James Vukojevic se encontraba en una habitación con miembros directivos de Eliance. Aquellos hombres y mujeres de la operadora de servicios miraban admirados su historial de vuelo y dilatada trayectoria. Sólo había una pega: el castellano

“Mierda”, espeta Vukojevic durante nuestro encuentro rememorando su reacción del momento.

Sin embargo, aquello no hizo sino motivar al piloto y tras dos semanas de curso intensivo, de 9 de la mañana a 9 de la noche, conseguiría el nivel de castellano exigido. 15 días le habían bastado para ser contratado dentro del cuerpo de extinción de incendios en la empresa.

PAMPLONA, UN HOGAR

“Llevo dos años y espero que sean muchos más. Yo quiero vivir en Pamplona”, expone este piloto nacido en 1976 sobre la que es su última aventura profesional.

Cuenta que la aeronáutica es un mundo muy pequeño y que la única diferencia entre trabajar en un lugar u otro son los compañeros con los que se comparte el oficio. En otros sitios en los que ha estado, la relación no iba más allá del helicóptero. En Miluce todo el equipo prepara la comida y se sientan juntos a la mesa o para compartir tertulia bajo la sombra de una furgoneta en sillas de plástico.

A través de Eliance y a bordo de los helicópteros del departamento de Interior del Gobierno de Navarra, gestionados por Protección Civil , Vukojevic siente haber encontrado un hogar. “En mi primer día de trabajo yo ya sé que aquí está mi casa”, confiesa. 

James Vukojevic llegando a la base de Miluce con Barañáin y Pamplona de fondo. PABLO LASAOSA
James Vukojevic llegando a la base de Miluce con Barañáin y Pamplona de fondo. PABLO LASAOSA

La manera de trabajar es también otro de los motivos que más han alegrado a Vujokevic desde su llegada. Explica que en Navarra, desde que se recibe un aviso hasta que se despega no ha pasado ni minuto y medio. "Eso y que se sale a todo".

Y es que para él todos los días y fuego son igual de importantes. "No existe incendio pequeño. Eso es porque se ha apagado rápido y todo el equipo ha hecho bien el trabajo", dispara tras cerca de una hora de sincero y enriquecedor encuentro.


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