• sábado, 20 de abril de 2024
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SALUD

Una firma y un simple pinchazo: así me hice donante de médula ósea en Pamplona

Una periodista de Navarra.com relata paso a paso cómo se inscribió en el Registro de Donantes de Médula Ósea desde Pamplona.

Una mujer dona sangre en Pamplona. ESCALADA
Una mujer dona sangre en Pamplona. ESCALADA

El Banco de Sangre y Tejidos de Navarra, en Pamplona, trabaja a buen ritmo: sin prisa, sin pausa y con la sonrisa por costumbre. Así reciben las enfermeras a los donantes de sangre que visitan el centro, situado en el Complejo Hospitalario de Navarra. Recogen el ticket con su número y esperan turno mientras completan un documento informativo sobre su estado de salud, necesario para hacer la donación de sangre. También es posible pedir cita previa y así evitar la espera, que suele ser breve.

Yo también acudo esta mañana de enero en la que, además de donar sangre, voy a inscribirme como donante de médula ósea. En Internet se encuentra mucha información, por ejemplo, en la web de la Asociación de Donantes de Sangre de Navarra (Adona) y en la de la Fundacion Josep Carreras, que gestiona el Registro de Donantes de Médula Ósea (Redmo), pero en el Banco de Sangre ofrecen desde el principio todos los datos al posible donante. 

INFORMACIÓN DETALLADA

Cada año, en datos del colectivo Unidos por la Médula, más de 16.000 personas son diagnosticadas en España de leucemia, linfomas y otras enfermedades hematológicas. Muchas necesitarán un trasplante de médula ósea para superarlo y solo 1 de cada 4 encontrará un donante en su familia. Por eso, son clave las donaciones anónimas.

En el centro me explican al detalle en qué consiste, cómo se puede registrar una persona como donante, qué requisitos debe cumplir, cómo se realizaría la extracción en caso de ser compatible... También responden a todas mis preguntas y me entregan documentos explicativos.

INSCRIPCIÓN MUY SENCILLA

El formulario que hay que completar es muy sencillo. Simplemente solicita los datos personales (nombre, apellidos, DNI, fecha de nacimiento, dirección, teléfono y correo electrónico), el nombre y el teléfono de contacto de una persona del entorno que pueda localizar al donante y si padece o ha padecido alguna enfermedad o alergia, o si ha sido sometido a una operación.

En el mismo formulario, firmo una una declaración en la que afirmo no sufrir determinadas enfermedades, haber recibido la información básica y permitir que los datos facilitados pasen a formar parte del Redmo. Asimismo, autorizo al centro navarro a hacerme una pequeña extracción de sangre para realizar el "tipaje de histocompatibilidad", es decir, el análisis que ofrecerá una una suerte de "matrícula" del donante que se comparará con la de los pacientes que necesiten la donación de médula.

La declaración también dice que soy consciente de que la donación de médula o sangre periférica es siempre anónima y no comporta compensación económica, así como que en caso de ser compatible con un enfermo que precise trasplante, me pueden solicitar una o dos muestras de sangre que asegurarán si soy o no compatible con esa persona.

Firmo el documento y junto a mi firma también se recoge la de la persona que me ha informado sobre la donación y la de un testigo. Este puede ser un acompañante y, en mi caso, es una enfermera del Banco.

TUBITO PARA ANÁLISIS

Voy a aprovechar la donación de sangre para que también extraigan el tubito de 4 mililitros que precisan para el análisis de compatibilidad. Alrededor del 80% de los donantes de médula también lo son de sangre, aunque no es imprescindible. En el caso de no donar sangre, simplemente se hace la extracción tradicional, con un leve pichanzo en el brazo. Apenas unos minutos.

En primer lugar, antes de la donación, repaso con la enfermera el cuestionario que informa sobre los motivos de exclusión, firmo el consentimiento de la donación y de su uso. En ese momento, se especifica, por ejemplo, si se ha tomado alguna medicación en los últimos días.

Al igual que en otras ocasiones que he donando sangre, pido que primero me tomen la tensión, pues la suelo tener un poco baja, y a veces esto impide la donación. Todo está correcto, así que paso a una pequeña sala donde con un pequeño aparato, colocado en el dedo, calculan los niveles de hemoglobina. Si hay alguna duda, se da una pequeña punción en el dedo, que extrae apenas una gota de sangre, para verificarlo. Siempre, tras comprobar la hemoglobina, se mide la tensión y la frecuencia cardíaca.

LEVE PINCHAZO

A continuación, paso a la sala de extracción, una estancia amplia, donde descansan las butacas en las que los donantes se sientan para hacer la donación. Hay varias personas, hombres y mujeres, que ya están donando o que aguardan unos minutos sentados para la recuperación. La enfermera elige el brazo y la vena que más va a facilitar el trabajo y prepara los útiles necesarios para la donación.

Es un momento tranquilo y el pinchazo en la vena es muy leve. Después me coloca una vía y comienza la extracción, de la que primero se obtiene el tubito para el análisis de histocompatibilidad. Luego continúa la donación habitual hasta llenar una bolsa de unos 450 mililitros. Abro y cierro el puño para que sea más fácil el recorrido de la sangre hacia la bolsa. No duele y, además, es breve, alrededor de 10 minutos, dependiendo de cómo fluya. Durante el proceso, me ofrecen un zumo para evitar que baje el azúcar.

Además de la bolsita, extraen cuatro tubitos de sangre (50 mililitros más) que se analizan con el objetivo de preservar la seguridad de la donación. Al completar la extracción, paso unos minutos sobre la butaca, que al principio está reclinada y que la enfermera va subiendo poco a poco, siempre con mucha amabilidad.

PINCHO DE RECUPERACIÓN

La última fase pasa por la bautizada como sala de recomendación, donde pasar unos minutos tomando un pincho o un bocata, y tomando zumo, agua o coca-cola. Allí hay dispuestas dos mesas y varias sillas. Termina aquí el proceso de donación de sangre y de inscripción en el registro de donantes de médula. En unos días recibiré una carta con remite del Banco de Sangre con los resultados de los análisis. Quizá, en un tiempo, también reciba una llamada informando de que hay una persona de cualquier punto del mapamundi, que necesita una donación de médula ósea y con la que puedo ser compatible. Una llamada de ilusión.


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Una firma y un simple pinchazo: así me hice donante de médula ósea en Pamplona