• jueves, 28 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

Rescate navarro en Ucrania: Oksana y Alina llegan a Pamplona tras escapar de la guerra

Una caravana española con cuatro furgonetas ha viajado hasta la frontera de la guerra para recoger y dar auxilio a familias ucranianas que escapan del conflicto. 

Oksana, Chapu Apaolaza, Alina y Javier Lesaca, la pasada madrugada tras llegar a Pamplona desde Ucrania. I.M.M.
Oksana, Chapu Apaolaza, Alina y Javier Lesaca, la pasada madrugada tras llegar a Pamplona desde Ucrania. I.M.M.

Cerca de la medianoche de este sábado, una furgoneta Volskwagen Caravelle negra cruzaba las calles de Pamplona hasta detenerse en el barrio de Ezcaba. En el frontal del coche lucía una sencilla cartulina con las banderas de España y Ucrania dibujadas por Macarena, una niña de 9 años. En su interior, viajaban dos familias ucranianas dispuestas a comenzar una nueva vida que ni imaginaban unas semanas atrás. 

Al frente de la furgoneta, que se han turnado para conducir durante 5 días de ida y vuelta entre España y Ucrania estaban el pamplonés Javier Lesaca y el navarro de adopción Chapu Apaolaza, que dejaron todo lo que tenían entre manos durante unos días para ayudar de la mejor manera que podían: viajar hasta la frontera de la guerra y recoger en su furgoneta y otras tres que les acompañaron en una caravana solidaria a familias de refugiados. 

Han sido más de 5.000 kilómetros de ida y vuelta en un viaje relámpago que les ha marcado por la terrible situación que se vive en la frontera de Polonia con Ucrania, donde miles de familias, sobre todo mujeres con niños, huyen de las bombas. "Son personas como nosotros que salen de su tierra con una bolsa de plástico y alguna maleta", explican dolidos por la situación que se han encontrado. 

La sociedad civil, organizada como ellos en esta caravana solidaria, es la que se ha puesto al frente para ayudar en esta catástrofe humanitaria que golpea de lleno a Europa. Su viaje comenzó casi de casualidad, porque conocidos y amigos conocían en Ucrania a personas con familia en España que necesitaban ayuda para salir del país y viajar hasta aquí. Fue de esta manera como se organizaron para viajar con sus propios recursos, con una red de ayuda improvisada pero que ha colmado todas sus expectativas para cubrir los gastos del viaje. Además, llevaron las furgonetas cargadas de medicamentos y material de ayuda para los refugiados que entregaron en mano. Cualquier ayuda ahora es poca. 

Oksana y Alina posan en Pamplona la noche del sábado junto a su amiga ucraniana (izquierda) que les ha acogido en su casa del barrio de Ezcaba.
Oksana y Alina posan en Pamplona la noche del sábado junto a su amiga ucraniana (izquierda) que les ha acogido en su casa del barrio de Ezcaba.

El martes partieron desde Madrid hacia Varsovia y el sábado las cuatro furgonetas cruzaban ya de nuevo la frontera de Francia a España cargadas con las historias de distintas familias ucranianas. Unos se quedarán en San Sebastián, otros viajan a Madrid y otras, como Oksana y Alina, madre e hija, han llegado a Pamplona. 

Ellas son amigas de una mujer ucraniana que reside y trabaja en Pamplona y que tanto les insistió para que abandonaran Kiev. "Hemos pasado mucho miedo", explicó nada más llegar a Pamplona Alina Liuba, de 18 años y que sueña con poder iniciar sus estudios de periodismo. Ellas tardaron 7 días en salir de Ucrania entre el temor de los ataques rusos, que ha disparado y atacado en varias ocasiones contra los civiles que tratan de huir de su país. Otros, sobre todo personas mayores que residen al oeste, más alejados del conflicto, se mantienen en Ucrania

Oksana y Alina se citaron con la caravana hispana en la zona de Lublin, una de las ciudades polacas más cercana a la frontera ucraniana que se ha volcado en la ayuda de los refugiados. "Los polacos acogen en sus casas a todo el mundo que pueden, están siendo ejemplares", relatan Lesaca y Apaolaza sobre el comportamiento del país que ha visto llegar a su tierra a miles de familias.

En la iglesia de Chelm se ha improvisado un refugio con colchones y camas entre los bancos, también en el altar. "Están desbordados por todo el mundo que huye. Se sigue necesitando mucha ayuda, han llegado casi 2 millones de personas y podría llegar a 5 u 8 millones. Es necesario trasladarles a otros países, también a España", relata Apaolaza, que mostró en redes sociales algunos fragmentos en vídeo de lo que se encontraron allí. 

Cuando la caravana de furgonetas llegó a Polonia tenía comprometidas casi todas las plazas libres en los vehículos, pero quedaban 4 plazas disponibles. Una de ellas fue para un hombre de origen turco que tenía un negocio bombardeado en Ucrania. Los otros tres puestos fueron para una mujer y sus hijas que encontraron en los campamentos de refugiados de Dorohus, donde se ofrecen viajes a los refugiados a destinos de manera aleatoria para comenzar una nueva vida. 

"Allí se van recitando destinos y plazas libres en coches, furgonetas o autobuses que salen para distintos países europeos y los refugiados van aceptando casi sin saber muy bien a dónde se dirigen", explican. 

Unas horas después de su llegada a Polonia, en Lodz, pudieron juntar por fin a las 24 personas que volvieron a España con ellos, todos con destino concreto, pisos de acogida incluso colegio especial para un niño con necesidades especiales

"Algunos de los coches que cruzaban la frontera llegaban con palabras escritas en su carrocería. Ponía que viajaban niños, una forma de pedir a los soldados rusos que no disparen sobre ellos", resumen como uno de los momentos más duros que han vivido en un viaje exprés que estarían dispuestos a repetir


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