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SUCESOS

Las Doce Tribus, la secta religiosa donde ha fallecido un niño de 3 años en Corella

Denuncias por maltratos físico, investigaciones por no escolarizar a sus hijos, antivacunas y seguidores del evangelio sin considerarse cristianos o judíos.

Miembros de la Doce Tribu, en una de sus comunidades.
Miembros de la Doce Tribu, en una de sus comunidades.

Los miembros de las Doce Tribus, comunidad donde este jueves ha fallecido un niño de tres años en Corella tras ingerir agua oxigenada, no se consideran ni cristianos ni judíos pero viven fervientemente según el evangelio.

En sus comunas, aisladas de cualquier tipo de población como ocurre en Navarra, cultivan alimentos, educan a sus hijos y "hallan el amor y la verdad" al descubrir el tesoro de la vida de Yashua.

"No nos importa lo que se diga de nosotros. Si alguien quiere conocernos, puede consultar nuestras publicaciones", comentaron en 2006 al diario El País, en un reportaje que trataba de desentrañar su modo de vida.

Sin embargo, más allá de algunas sus costumbres y formas de obtener recursos económicos (organizan ferias en las que venden productos ecológicos elaborados por ellos mismos), poco más de conoce del grupo desde su desembarco en España en el año 1994.

Surgidos y desarrollados a lo largo del siglo XX en Estados Unidos, en los años noventa las Doce Tribus experimentó su diversificación llegando a países como Francia, República Checa, Argentina, Brasil o España.

En nuestro país, fueron unos pocas familias y jóvenes solteros los que desde una modesta casa en el monte Ulia en San Sebastián originaron la primera comunidad. Para ganarse la vida hacían pan y repostería, y hasta llegaron a abrir una tienda en la parte vieja de la ciudad.

"Para nosotros no es simplemente un comercio, sino un medio para servir a la gente y darse a conocer", explican en la página web acerca de sus negocios ecológicos.

Posteriormente, surgirían también comunidades en Irún y Corella donde seguir profesando su fe al mesías Yashua y permitir para sus hijos "alcanzar la meta más alta en esta vida, entrar en el reino de los cielos".

UN HERMETISMO RECELOSO 

Ataviados con camisas de granjero y largas barbas, los hombres de las Doce Tribus podrían encontrarse a medio camino de amish y hippies. Ellas, con largas telas sobre el cuerpo y prendas en la cabeza, a mujeres con trajes folclóricos de la Europa continental.

No obstante, detrás de una percepción que puede percibirse  incluso como amigable hay denuncias, investigaciones y catalogaciones de secta.

Antivacunas y contrarios a la escolarización de sus hijos, miembros de las Doce Tribus han sido condenados por maltrato como ocurrió en Alemania cuando el dirigente de una de las comunidades fue declarado culpable de causar daños corporal a un niño al golpearlo con una vara de 1,2 metros.

Un práctica, el castigo físico, que también han denunciado antiguos miembros de la organización en España en declaraciones a diferentes medios de comunicación. 

"El área dentro de los límites de la autoridad parental es más extensa que cualquier otra institución en la tierra. Dios ha dado a ambos padres por igual el derecho de gobernar sobre sus hijos y además, los padres son responsables ante Dios por la manera en que los eduquen", desarrollan en su página web sobre el poder de los padres sobre los hijos en la comunidad.

Además, la no escolarización de sus pequeños también provocó sacudidas en Francia, donde las autoridades han llevado a cabo diferentes procesos para poder catalogar a las Doce Tribus de Secta.

"Es una secta en toda regla porque se aliena a las personas. Allí no tienes libertad de expresión, estás sometido las 24 horas del día y no puedes cuestionar nada. Se vive una especie de hipnosis colectiva que te lleva a perder la capacidad de tomar decisiones", aseguraba Nejmad, un exmiembro de la tribu, en su día a El País.

Una declaración que podría explicar el procedimiento que han de seguir los nuevos miembros, obligados a dejar sus trabajos y ceder sus pertenencias para poder entrar al grupo.

"La razón por la que en la comunidad hay una bolsa común es porque nuestro evangelio no permite que los creyentes retengan soberanía sobre sus finanzas. No es una regla de la comunidad, sino una exigencia del evangelio", se justifica las Doce Tribus en Internet.

Con todo, este conjunto de prácticas y costumbre que incurre en la ilegalidad según la normativa vigente en España no es suficiente para calificar al grupo como secta. Tanto es así, que incluso el alcalde de Corella, en declaraciones a Efe tras el fatal incidente ha expresado que los miembros de las Doce Tribus de la localidad "gente muy agradable" e integrada en el pueblo.

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