A 30 kilómetros de la ciudad de Pau, en otros tiempos dominio de los reyes de Navarra, se encuentra la localidad de Arzacq, cuyo coso taurino es el primero en dar festejos al otro lado de los Pirineos. En el cartel de este año, una novillada sin picadores en la que se anunciaban el navarro Bruno Martínez, Tomás Bastos y Jairo López con novillos de Hermanos Gallon.
La placita bearnesa de Arzacq presentaba una excelente entrada para presenciar la vuelta a su arena de la divisa francesa, después de su buen juego en la temporada previa. Y no fue casualidad su regreso, porque el primer novillo, de nombre Listono, mostró codicia y motor desde un primer momento en sus embestidas. No dudó Bruno Martínez en salir a recibirlo a los medios, para cerrar el saludo capotero con dos buenas medias. Al quite de Tomás Bastos respondió el navarro con ajustadas chicuelinas y un susto ante las astas del novillo.
Con la muleta, Martínez mostró una buena condición y conocimiento de los terrenos, pues la faena transcurrió en los medios, tal y como pedía Listono. Con la diestra las series fueron correctas, exigiendo demasiado en un primer momento al animal y corrigiendo esa ansia por someterlo posteriormente. Sin embargo, el acople máximo llegó con los naturales de Martínez. La gran embestida del novillo por ese pitón y la buena mano izquierda del navarro dejaron los mejores pasajes de una rematada por una estocada caída al segundo intento. Novillo y novillero fueron ovacionados por la concurrencia.
Con su segundo, cuarto en orden de lidia, Martínez anduvo con la cabeza fría y haciéndole bien las cosas. Pese a que amagó con un inicio de faena que podía recordar a las poncinas de, valga la redundancia, Enrique Ponce, pronto cambió de estrategia ante un novillo muy distinto a su primero. Pocaluna no regalaba las embestidas. “De uno en uno” le gritaban desde el callejón al alumno de la Escuela Taurina de Huesca. Y aplicó el consejo con éxito, pues sometió al novillo a base de tragar.
Las mejores tandas volvieron a llegar con esa gran mano izquierda de Martínez, que dejaron pases de cartel hasta que Pocaluna se rajó. Una media efectiva tras pinchazo dio paso a la petición del trofeo, concedida y celebrada. Sí cabe destacar que las lidias de los dos novillos de Martínez fueron bastante caóticas, algo comentado en el tendido. Ello no empaña el hecho de que al novillero navarro le funciona muy bien la cabeza y, sobre todo, esa mano izquierda.
El portugués Tomas Bastos fue reconocido tras el paseíllo por su triunfo en tierras bearnesas el año pasado. El jovencísimo novillero se las vio con Matoncillo, un novillo difícil de someter. Tardó en darle el espacio que el animal necesitaba y decidió probar por el pitón izquierdo con pases de uno en uno. Cuando parecía que la faena terminaba, optó por un pase del péndulo inesperado y un cierre por bernardinas cambiando el rumbo en el último momento. Recordó a los inicios de una figura hoy consagrada, Roca Rey. Cortó una oreja merecida tras un espadazo trasero. Con el quinto puso banderillas a los sones del vals de Astrain con mayor acierto que en su primero, poniendo al público de su parte. Pero Mosquero decidió no ponérselo fácil al poderdante de Cristina Sánchez, que tuvo que imponerse recetando de uno en uno los pases, a cuentagotas. Quiso gustarse con circulares invertidos y con naturales tirando al piso el estoque simulado, pero los dos descabellos alejaron cualquier posibilidad de premio para este novillero que debutará con picadores en la próxima feria de Olivenza.
Cerraba el cartel el mexicano Jairo López, cuyo estilo pinturero y arriesgado con el capote motivó que se llevase más de un revolcón. Lidió en primer lugar a Carpintero, el mejor novillo por el pitón derecho. Banderilleó y quiso en todo momento someter al animal por el pitón izquierdo, pero alargó en demasía la faena. Su final de faena fue calcado al realizado por Bastos en el novillo anterior, péndulo y bernardinas inclusive. Dejó media desprendida y escuchó silencio tras su actuación. Por el contrario, se llevó el gato al agua con el sexto de la tarde. Destocado, nº 52, fue un novillo negro muy completo, pero lejos de merecer la vuelta al ruedo póstuma que un excesivamente generoso público pidió con vehemencia. Bien la presidencia en no concederla. El quite de corte clásico de Bruno Martínez fue respondido por lopecinas (del Juli) o zapopinas (de México), dos términos que se refieren al mismo y vistoso capotazo. Volvió a poner los palos Jairo López, más confiado que en su anterior novillo. Su estilo banderillero de quiebros, recortes y pasos hacia atrás quiso recordar a un maestro de este tercio, el Fandi. Con una faena de menos a más, bajo los acordes de “Morante de la Puebla”, el mexicano compuso una seria tanda con la zurda tras ser desarmando en un primer tanteo por el pitón derecho. Buscó el efectismo en el respetable con un pase del péndulo y se le vio inspirado, cerrando el trasteo rodilla en tierra con una ajustada serie por el derecho. Cortó las dos orejas y el novillo fue ovacionado mientras era arrastrado por las preciosas mulillas de Arzacq. Al término del festejo, las asociaciones taurinas francesas declararon a López triunfador de la tarde, recibiendo un premio en metálico y un jamón de Bayona.
No fue un mal inicio de temporada en tierras galas. Mientras tanto, en tierras navarras esperaremos al 16 de marzo para abrir el telón taurino en Fitero de la mano del rejoneador Moura Caetano, Sánchez Vara y Rubén Sanz. Dos toreros de a pie del gusto de la afición que aprovechan cada oportunidad que tienen.
Arzacq (Francia), domingo 18 de febrero de 2024.
Novillos de Hermanos Gallon, de buen juego. Ovacionados varios de salida, especialmente el cuarto: nº 77 Pocaluna.
Novilleros: Bruno Martínez (ovación y oreja), Tomás Bastos (oreja y silencio) y Jairo López (silencio y dos orejas).
Presidencia: Frédéric Marcel, asesorado por Pascal Bouneau-Lavedan y Samuel Long.
Incidencias: casi lleno en las “Arènes du Soubestre”. Amenizó el festejo la banda Lyre Arzacquoise. Entre la presencia navarra se pudo ver al exalcalde de Pamplona, Enrique Maya, y al concejal de UPN Juan José Echeverría, además de amigos de Bruno Martínez.
