El
exjefe del aparato militar de ETA Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, 'Ata', y la
etarra Miren Itxaso Zaldúa, 'Sahatsa', han negado en el juicio haber dado
órdenes para los atentados cometidos en 2002 en la Universidad de Navarra y en dos empresas de esta comunidad, así como en El Corte Inglés de Zaragoza.
La Audiencia Nacional ha iniciado este lunes el juicio a ambos, para los que la fiscal pide 167 años de prisión por cuatro delitos de
estragos terroristas, cinco de
lesiones, dos de
robo y otros dos de
falsificación, que también les atribuye la acusación ejercida por la
Asociación Víctimas del Terrorismo.
Ambos acusados fueron juzgados hace un año por el
asesinato del presidente del PP de Aragón Manuel Giménez Abad el 6 de mayo de 2001, un crimen por el que Carrera Sarobe fue condenado a 30 años de cárcel e Itxaso Zaldúa, 'Sahatsa', quedó absuelta.
Como entonces, Francia, donde actualmente cumple cadena perpetua quien fuese
máximo dirigente del aparato militar de ETA, ha autorizado trasladar a Carrera Sarobe a España para ser juzgado por estos atentados junto a Zaldúa.
'Ata' ha reconocido que
era miembro del comando Basajaun de ETA pero ha asegurado que no cometió dichas acciones terroristas de 2002 y que él ni participó en las mismas ni dio instrucciones para llevarlas a cabo, así como que en esa época no tenía relación con la otra acusada.
En su escrito de conclusiones provisionales la fiscal señala que
ambos acusados dirigían en 2002 dicho comando y que "como dinamizadores" del mismo
organizaron dichas acciones terroristas, indicando los objetivos y proporcionando los medios para su comisión, que fueron ejecutadas por etarras que no han podido ser identificados.
Miren Itxaso Zaldúa ha reconocido que en 2001 comenzó a realizar
labores de correo en ETA y que se limitó a esta actividad hasta que en 2004 se integró en la estructura de la banda en Francia, donde se encargaba de almacenar material explosivo y armas, hacer un inventario y mantenerlo en una casa.
"Nunca
fabriqué un artefacto explosivo ni preparé ningún coche bomba", ha manifestado la acusada, que ha asegurado que no llegó a formar parte del núcleo dirigente de ETA.
En la sesión de este lunes un policía nacional ha recordado que a las seis y media de la tarde del 23 de mayo de 2002 recibieron un aviso de que ETA había colocado
un coche bomba en la Universidad de Navarra, que finalmente explosionó hiriendo a una mujer y a un agente.
Ha relatado que la explosión provocó desperfectos en el edificio de la universidad, sobre todo en la zona de la cafetería, que
se pudo desalojar antes de la explosión, así como en una residencia de estudiantes y en una furgoneta.
Otro agente ha relatado que sobre las 21:45 horas del 21 de junio siguiente recibieron tres llamadas avisando de que
un coche bomba iba a explosionar en El Corte Inglés de Zaragoza pero cada una decía a una hora distinta, una las 22:30, otras las 23 y finalmente la correcta, las 22:15, fue la que facilitó la Comisaría de San Sebastián.
"Hubo
muy poco tiempo y nos dijeron que el coche estaba en el sótano, pero había tres en el edificio", ha relatado el agente.
Según relata la fiscal en su escrito de acusación la explosión "ocasionó
un cráter de unos 5x7 metros de diámetro" y provocó que varias personas resultaran heridas, entre ellas un vigilante jurado.
Ambos acusados son también juzgados por su presunta participación en los atentados cometidos el 29 de noviembre de ese año
contra dos empresas, en los municipios navarros de Azagra y Argedas, en las que la banda hizo estallar sendos artefactos en venganza por haberse negado a pagar el denominado 'impuesto revolucionario' que exigía ETA.