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TRIBUNALES

Juzgan en Pamplona a un exjugador de la Real Sociedad por quemar su casa de Castejón para cobrar el seguro

El exfutbolista se enfrenta a 15 años de prisión acusado de incendiar con gasolina su vivienda y la de sus vecinos.

Una imagen de Kiko Zúñiga cuando era jugador de la Real Sociedad junto a la casa quemada. ARCHIVO
Una imagen de Kiko Zúñiga cuando era jugador de la Real Sociedad junto a una casa quemada tras un incendio. ARCHIVO

José Miguel Zúñiga, conocido como 'Kiko' Zúñiga, jugador de la Real Sociedad en los años 80 y 90 se ha sentado este miércoles 14 de junio en el banquillo de los acusados de la Sección Primera de la Audiencia de Navarra. 

Le acusan de los delitos de incendio con peligro para la vida, intento de estafa y otro delito por denuncia falsa por los que le piden 15 años y 3 meses de cárcel, así como 2.400 euros de multa.

El exfutbolista se había mantenido alejado de la vida pública hasta que en el año 2010 un reportaje de los informativos de TVE recogió su caso: vivía en un piso compartido y sobrevivía con los 200 euros que le pagaba el Atlético de Madrid por entrenar a un equipo de cadetes.

La fiscalía le acusa de prender fuego con gasolina a su casa de la localidad navarra de Castejón, donde antes vivían sus padres, para cobrar un seguro que había contratado hace poco.

LA CASA EXPLOTÓ A 5 DÍAS DE QUE LA PÓLIZA SE CANCELARA

Los hechos tuvieron lugar en 2011, cuando Zúñiga estaba en una situación económica crítica. Estaba alquilado en una habitación de un piso de la localidad madrileña de Brunete donde entrenaba a un equipo de chavales de la localidad. La situación no le permitía pagar la manutención de sus hijos ni hacer frente a la custodia compartida.

Según le acusa la fiscalía, prendió fuego al domicilio 5 días antes de que la póliza quedase anulada. La aseguradora había rechazado ya a esas alturas varios partes por robo en la vivienda que había presentado Zúñiga, ya que, según se ha explicado en el juicio, el exjugador de la Real Sociedad mintió a la hora de contratar el seguro. 

Entre otros asuntos, en el juicio se ha indicado que infló el precio de la vivienda cuando se trataba de un inmueble muy humilde entre casas abandonas y semiderruidas.

Una vez la casa comenzó a arder, los vecinos del portal colindante tuvieron que huir con sus hijos, algunos bebés, por las ventanas o entre las llamas tras una gran explosión que reventó la pared que separaba las casas. "Lo perdimos todo", tal y como han señalado en el juicio en el que han tenido que volver a verse las caras con Zúñiga.

Los vecinos del portal 27 de la calle Ruiz de Alda han pasado por orden a declarar. El acusado los señala como principales sospechosos de quemar su casa aunque declaraban en calidad de víctimas. Han recordado con horror lo que vivieron la noche del 5 de noviembre de 2011 a las 10 de la noche.

"Hubo una gran explosión, la puerta de casa se abrió de golpe y no la podíamos cerrar. Todo era humo y llamas. Intentamos salir por las ventanas pero una persiana estaba rota y no abría y la otra ventana era muy pequeña para salir. La única salida era pasar por la zona incendiada. Se había ido la luz, caía agua y los cables rotos se balanceaban por el techo. Envolvimos a mi hijo de 3 años en una chaqueta y lo sacamos entre las llamas" ha recordado una de las jóvenes que vivía en el portal.

En total 9 personas fueron evacuadas, varios de ellos eran niños pequeños. Solo pudieron volver a las casas para recuperar, si podían, algo entre los escombros.

UNA HISTORIA ROCAMBOLESCA

Las incongruencias del testimonio de Zúñiga han hecho que incluso los testigos sugeridos por la defensa poco o nada pudieran alegar en su ayuda: "A mí me pareció una cosa como de película. Cuando me preguntaron si podía haber sido por cobrar el seguro, me pareció que tenía más sentido" ha señalado un vecino de Castejón, amigo del acusado.

El exfutbolista tras el incendio aseguró que "dos gitanos", en algunas de sus declaraciones armados con cuchillos y en otras con una pistola, le habían obligado a entrar en su domicilio y habían echado gasolina para prenderle fuego a la casa con él dentro. Al final le dejaron salir cuando iban a tirar la cerilla porque "era buen payo".

EN SCOOTER, LLOVIENDO Y ABRASADO POR LAS LLAMAS

El acusado ha mantenido que tras la explosión en la que sufrió varias quemaduras se montó directamente en su scooter y fue hasta Madrid (350 kilómetros) lloviendo y con las manos y cara abrasadas por la explosión. No avisó a los bomberos ni a la policía. Varias semanas más tarde denunció los hechos en la Guardia Civil de Brunete. "No sabía si denunciar porque con los robos no me habían hecho caso", ha señalado.


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