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COMERCIO LOCAL

Paqui, la pamplonesa que lleva 53 años atendiendo a los clientes detrás del mostrador

"Estar en la tienda me llena y me distrae. No es lo que era ni mucho menos porque antes se vendía muchísimo", asegura.

Paqui Etayo barriga en la Mercería Ferrán de la calle Mayor en Pamplona. Navarra.com
Paqui Etayo Barriga en la Mercería Ferrán de la calle Mayor en Pamplona. Navarra.com

La mercería Ferrán abrió sus puertas en Pamplona en 1940 por iniciativa de las hermanas Ferrán. Desde entonces ha vendido miles y miles de botones y abanicos, y se ha convertido en una referencia en la capital navarra.

La mercería está situada en la calle Mayor 12 del casco viejo. Muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local en la comarca de Pamplona.

Como, por ejemplo, la histórica tienda Deportes Zariquiegui que dirige Patxi Zariquiegui, La Zapatillera que dirige Carolina Aragón, o la conocida tienda Foto Mena de Pablo Mena, también en la misma calle Mayor.

Las hermanas Ferrán, que eran cuatro, abrieron dos mercerías. Una en la calle Mayor 12 y otra en el número 8 de la calle Eslava en 1940. Su sobrino Antonio Llamas tomó las riendas del negocio con la tienda de la calle Mayor en 1971.

Tras la jubilación de Llamas, en 2002, Charo Zardoya y Paqui Etayo, dependientas desde 1969 y 1971, respectivamente, se quedaron al frente del negocio. Actualmente, es Paqui Etayo la única persona que atiende a los clientes.

Paqui explica a Navarra.com: "Soy de Jerez pero me considero de Pamplona porque vine con tres años de edad. Mi compañera Charo se jubiló con 63 años y yo he decidido seguir aquí. Tengo ahora 68 años y el próximo 16 de abril cumplo 53 años en la tienda".

"Estar en la tienda me llena y me distrae. No es lo que era antes ni mucho menos porque antes se vendía muchísimo. Era una tienda de modistas, pero ahora no hay modistas y la confección que hay es barata. Te cuesta más el hilo, la cremallera y los botones que lo que te cuesta un vestido o una blusa".

"Si no me defendiera no estaría aquí porque estoy alquilada en la bajera. La gente me dice que tengo que seguir, y yo les digo que tienen que venir porque no voy a estar mirando al techo todo el día. Afortunadamente, tengo una clientela muy buena".

Lo que más se vende "son los botones, que es el plato fuerte de la tienda. La guinda del pastel son los abanicos. Me viene gente de fuera a por los abanicos. A la gente le choca, e incluso gente joven, que le chocan la estanterías llenas de botones".

En cuanto a los muebles antiguos, que le dan un aire especial a la mercería, señala: "Una pareja jovencica me dijo una vez que estos muebles tenían un aire parisino, y yo le dije que en efecto son parisinos", indica Paqui.

"Vinieron de una sombrería platería de París. Primero estuvieron en otra tienda, en la zapatería Amorena y antes en el Bazar San Ignacio. Pueden tener igual 300 años de vida".

Paqui nos recuerda una anécdota con un metro antiguo de madera, con el que mide las telas, que se lo quisieron comprar: "Un matrimonio de Granada quería comprar un metro de madera que yo tenía para trabajar".

"Me pagaban lo que sea, hasta 500 euros, pero no se lo pude vender porque era y es del dueño. Esta es mi vida. Estoy contenta y la gente que entra en la tienda me da la vida", concluye Paqui Etayo.


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