Desde que el presidente del Gobierno anunció su voluntad de afrontar la reconstrucción del país mediante unos nuevos Pactos de la Moncloa se ha vuelto a hablar de la Transición, es decir, del período comprendido entre el 20 de noviembre de 1975, fecha de la muerte del general Franco, y el 6 de diciembre de 1978, día en que el pueblo español refrendó por amplia mayoría la Constitución que nos permite “vivir en paz y en libertad”, según palabras de Felipe González.
En Navarra los impulsores de la memoria histórica son muy selectivos. Pocos recuerdan a estas alturas que hace cuarenta años, y en concreto, el 3 de abril de 1979, se celebraron las primeras elecciones democráticas al Parlamento Foral de Navarra y a los Ayuntamientos de toda España, aniversario que entre nosotros ha pasado inadvertido.
No estaría de más que a los políticos –gobernantes o no– se les impusiera la obligación de leer todos los días, a modo del antiguo Breviario de los clérigos, el texto de la Constitución. Tal vez así no ocurrirían algunas cosas que pasan en España por una supina ignorancia constitucional. Es lo que sucede, por ejemplo, con el poder judicial.