En Pamplona hay comercios de todo tipo. Los hay que llevan casi medio siglo abiertos y se han vuelto tan reputados que no hay nadie en la capital navarra que no lo conozca. Pero al igual que hay algunos que sobreviven, otros cierran para dar paso a nuevos negocios. Negocios que, si la suerte mira de su lado, acaban ganando cierto reconocimiento.
Eso es exactamente lo que le ocurrió a Eretza Condori Hinajosa, dueña y única empleada de la pastelería EretzSol. Esta pastelería está ubicada en la calle Miguel Astráin 13, en el barrio de Azpilagaña. Antes de llegar EretzSol, el local estaba ocupado por una sucursal bancaria de Targo Bank, la cual cerró hace más de 4 años.
Este local se encuentra cerca de otros establecimientos que hemos visitado en esta sección de comercio local como la cervecería cerca del Sadar Arriola Arena o el bar universitario Inicio Bar.
Eretza Condori, boliviana de nacimiento, abrió su pastelería hace apenas dos meses. Sin embargo, ella lleva viviendo en Pamplona 18 años, los cuales ha estado esperando el momento para cumplir su sueño: abrir su propio negocio y hacer todo tipo de repostería.
Desde que era una niña, Eretza siempre tuvo esa pasión por hacer pasteles, bollería y postres. En su ciudad natal, Potosí, ella trabajó en una pastelería hasta que tomó la decisión de dejarlo todo atrás y marcharse a España junto a su hermana. "Aterricé en Barcelona, pero tenía tantas ganas de llegar a Pamplona que no fui ni a mi hotel. También tenía un poco de miedo de perder mi tren", comenta la dueña entre risas.
Para ella, la repostería es lo que le da la vida, pero hay algo que ella no puede tolerar cuando trabaja. "No importa lo que esté haciendo, pero sea lo que sea, no puede ser algo rutinario. Aunque me guste mucho la pastelería, yo no puedo estar haciendo siempre los mismos pasteles. Tengo que hacer algo distinto y nuevo, probar cosas, conocer gente", explica.
A pesar de que Eretza no tiene un catálogo de productos fijos, hay ocasiones en las que mantiene algunas de sus creaciones. "Normalmente suelo traer cosas nuevas para que mis clientes las prueben. Si veo que algo no me ha funcionado muy bien, lo retiro y dejo de hacerlo. Pero si veo que algo gusta y se vende, lo vuelvo a hacer", comenta la pastelera.
"Aparte de los pasteles y los bollos, también tengo productos salados. Hoy por ejemplo he puesto paninis, empanadas, bocadillos y tortilla. También sirvo café, cosa que no tenía pensada en un principio pero que al final me ha hecho falta. Y una novedad que he incluido hace poco son los batidos de frutas. Tengo de fresa, mango, maracuyá, guayaba y muchos más sabores", continúa la dueña.
La pastelería EretzSol abrió sus puertas oficialmente a finales de junio, pero el proyecto empezó a tomar forma hace 2 años. "Esto lo iba a llevar con otra compañera, pero por unas complicaciones estoy yo sola por el momento. Cuando estuvimos haciendo las reformas y el resto de gestiones, hubo problemas porque todavía estaban presentes los efectos de la pandemia. Estuve a punto de abandonar, pero me negué a rendirme", cuenta Eretza.
Ahora a su pastelería llegan muchas personas, algunas ya habituales. "Trabajar aquí me hace muy feliz porque estoy conociendo a mucha gente, algunos incluso me han apoyado para seguir con el local. Sí es cierto que hay días que está más vacío de lo usual o vienen personas buscando productos que no tengo, pero otros días estoy que no paro", asegura la repostera.
A la pastelería EretzSol todavía le queda mucho recorrido en Pamplona y aún tiene que darse a conocer mucho más. "Estoy muy contenta con cómo me está yendo por ahora. Siempre estoy pensando en cosas nuevas que puedo traer y que pueden gustar. A lo mejor empiezo a vender helados también, pero todavía no estoy segura", finaliza Eretza.
