Antonio Ramos Álvarez es un extremeño de 40 años afincado en Pamplona desde hace doce años. Ha trabajado en la construcción y solo hace tres años cogió la panadería Iruña en el barrio de Iturrama.
La panadería está situada en la calle Serafín Olave número 37. Muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local en la capital navarra.
Como es el caso, por ejemplo, de la tienda de fruta y verdura Virginia que lleva 36 años en la calle Serafín Olave 33, o la mercería Marta de Martín y Esperanza que cerró sus puertas en Navidad.
Antonio Ramos y su novia nicaraguense Janett Gradiz están al frente de la panadería Iruña desde 2021. "Estoy muy contento. Abrimos todos los días de 6 de la mañana hasta las 3 de la tarde. Esperando a los peregrinos y a toda la gente que quiera venir por aquí. La gente me aprecia y ya está, a seguir trabajando", señala Antonio.
Explica como fue coger la panadería: "Yo vine por mis hermanas que estaban en una cafetería trabajando en Pamplona y me presenté en esta pastelería. La chica que lo llevaba no podía seguir y estaba sola. Me decidí a cogerla y ya está. No nos arrepentimos".
Al principio de la mañana llega el momento fuerte de trabajo: "Siempre hay gente esperando a las 6 y luego hay un goteo toda la mañana. Abrimos todos los días. Sino estoy yo está mi chica y sino mi hermano. Sacamos para vivir bien y tranquilos para ser yo mi propio jefe. Si Dios quiere y me permite espero estar mucho tiempo".
La tienda por fuera parece pequeña, pero por dentro es bastante larga y vende un poco de todo: "Lo que más vendemos es bollería, pan y cafés. Hay una barra para tomar café y vendemos prensa y periódicos, leche, galletas, arroz, etc".
Antonio es natural de La Vera, situada al norte de Cáceres. "Me escapo allí un poquillo cuando mi hermano me hace el favor de quedarse". En Pamplona está como en casa: "Muy contento. Si no ya me hubiera ido a otro sitio. Llevo doce años y once con la novia. La verdad que muy bien".
Le he pegado a todo lo que ha podido para trabajar: "A la hostelería, a trabajar en la construcción y en una carretilla en un almacén. He dejado el andamio y estoy muy contento. Estoy acostumbrado a madrugar así que no hay problema por abrir pronto".
Los padres de Antonio siguen en su tierra: "Hacen su vida y quiero que sigan allí en su ambiente. De Pamplona me gusta todo, el parque que tenemos delante, el clima, todo. La gente es maja y bien. He pegado también con buena gente y a ver si seguimos en la tienda".
El único defecto que ve a los pamploneses es el carácter: "La gente aquí es un poco más seria que en Extremadura. Allí somos más abiertos". Curiosamente, vive en la calle Extremadura junto al estadio de El Sadar: "Soy osasunista también", concluye Antonio.
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