COMERCIO LOCAL
Bianca, la pamplonesa que cumple cuatro años en la tienda más sorprendente de la ciudad
Venden ropa con “mínimo 20 años de antigüedad”, sobre todo de los años 80 y 90, una línea que ha descrito como ropa deportiva y colorida.
Caramelo Vintage ha soplado velas en Pamplona y lo ha hecho a su manera: con prendas que han sobrevivido a décadas, con colores ochenteros y con una idea clara de fondo, la de demostrar que la ropa vintage no es “ropa usada” sin más. La tienda se ha ido ganando un hueco propio en el casco viejo, con una estética que llama la atención y con una selección que busca autenticidad antes que cantidad.
El local está en la calle Dormitalería 54, en pleno casco viejo de Pamplona, y ya desde fuera se entiende por qué mucha gente se para. La fachada, con un aire de hace cien años, sorprende y actúa como carta de presentación: no es un escaparate cualquiera, es parte del relato del sitio.
Detrás están Bianca Horvath y Miguel Cutrín, dos apasionados de la ropa vintage que han contado que seleccionan cada prenda de manera individual. Su forma de trabajar parte de rescatar piezas de otras épocas e intentar que no pierdan su autenticidad. Esa filosofía se nota en el tono del proyecto, que mezcla la moda con la fotografía y busca sacarle el mayor provecho a cada prenda.
En esa defensa de la segunda vida de la ropa, Bianca y Miguel han insistido en que su mayor empeño es acabar con el estigma de la ropa usada. Lo han resumido con una pregunta que va directa al lector: “¿Por qué restarle valor a algo que fue confeccionado para durar?”, sobre todo, han subrayado, si lo que se busca es vestir diferente.
Bianca Horvath, nacida en Argentina pero pamplonesa de toda la vida, ha puesto contexto a su historia personal y al momento de la tienda: “Llegué a los tres meses y tengo 34. En febrero cumplimos cuatro años en la tienda y estoy contenta”. En Caramelo Vintage, ha explicado, venden ropa con “mínimo 20 años de antigüedad”, sobre todo de los años 80 y 90, una línea que ha descrito como ropa deportiva y colorida, con una calidad que, según ha remarcado, se nota.
Pero esa ropa no llega a la percha tal cual. “Nosotros la recuperamos, la seleccionamos y la curamos”, ha relatado. El proceso, ha añadido, incluye lavado, arreglo y preparación antes de ponerla a la venta. Y no todo es “segunda mano”: también trabajan con prendas nuevas procedentes de “stocks antiguos”. Para abastecerse, ha detallado que las consiguen con “proveedores de una cadena que se mueve por todo el mundo” y que, además, viajan “bastante a Italia”.
El surtido se completa con objetos que redondean el estilo. “Hay ropa pero hay más cosas”, ha enumerado Bianca, citando complementos, gorras, cinturones, “calzado muy poco” y boinas. También han incorporado una parte de transformación de prendas: “Hacemos bolsos también y transformamos una prenda en otra cosa”. Como ejemplo, ha contado que un pantalón Nike lo han convertido en un bolso gracias a su modista, con una idea práctica detrás: “así no se desperdicia nada”. “Estamos contentos”, ha rematado.
La sensación, según han transmitido, es que la ciudad se ha ido abriendo a este tipo de consumo. “Pamplona está en crecimiento con la venta de esta ropa vintage. Poco a poco nos hemos dado a conocer y el crecimiento es paulatino”, han explicado. En su caso, han indicado que se especializan en vintage por cómo recuperan y preparan las prendas, y que abren “a partir de las 11 de la mañana”.
El exterior del local también forma parte del proyecto. Han contado que hicieron “un trabajo muy importante con la fachada”, que ha tomado “bastante protagonismo”. En su día, han recordado, esa fachada era icónica del casco viejo y “pertenecía a Pinturas Olabe”.
La historia se redondeó cuando encontraron una imagen del pasado del propio local. “Encontramos una foto de 1916 que se leía el letrero del primer negocio de este local, era la sastrería Gómez y Santesteban”, ha explicado Bianca. A partir de esa pista, han recreado la misma tipografía, enlazando su propuesta con la memoria del lugar: “Porque nuestra ropa también cuenta historia. Así combinamos los dos conceptos”.
Esa mezcla de selección y ambiente aparece también en lo que dicen los clientes en redes sociales. Una reseña lo resume así: “Una de las mejores tiendas vintage que he encontrado, no sólo por la calidad y variedad de las prendas sino también por su cercanía en el trato y la decoración de la tienda”.
Otra valoración destaca la coherencia del trabajo y el precio: “De las pocas tiendas de segunda mano en Pamplona con una selección cuidada y coherente!. En general los precios son considerablemente correctos teniendo en cuenta el proceso previo de selección, lavado y acondicionamiento que realizan”.
Y una tercera reseña pone el foco en los eventos: “Fui a uno de los eventos de la tienda, invitada por una amiga y me enamoré. De la gente, la vibra y sobre todo de un polar de colores y unas gafas para completar el look total vintage. Unas prendas únicas y con mucha historia!”