Ana Murillo, de 42 años, y Mikel Garrués de 45, son dos socios que hace 8 años decidieron unir sus conocimientos y formar un negocio, centrado especialmente en el vino y la cerveza, para que lo disfrutasen los vecinos de su localidad.
Ella es ingeniera técnico-agrícola y siempre le ha gustado mucho el vino. Él es ingeniero agrónomo, y aficionado a la cerveza. Pero ambos socios dominan las dos bebidas. De esta forma, a pesar de que no provenían de la hostelería ni del comercio, decidieron montar un negocio que no fuese exactamente un bar ni una vinoteca, sino una mezcla de ambos.
Se trata del bar restaurante Retrogusto, y está situado en la Calle Bardenas Reales número 68, en Sarriguren. Es un establecimiento que está muy cerca de otros que hemos conocido en esta sección de comercio local, como la frutería Azahar, en la que Laura ha tomado el relevo.
"Nos dimos cuenta que nuestro nicho de mercado era la edad media de Sarriguren, y también el perfil de sus habitantes. Yo he vivido aquí durante muchos años, y Mikel continúa viviendo", explica Ana Murillo.
La idea inicial de Retrogusto era ser especialistas en vino y cerveza. Ambos socios pretendían tener una muy amplia y buena selección de ambas. Y lo han conseguido. En el local tienen alrededor de 120 referencias de cerveza y otras más de 150 de vino.
Esta amplia oferta de referencias posee muchas opciones artesanales, y también de alta calidad. Entre ellas, se pueden encontrar, por ejemplo, la cerveza artesana Naparbier, producida en Noáin. En Retrogusto también elaboran su propia cerveza, la 'Maiku', que es uno de los productos estrella del local.
En cuanto a los vinos, poseen gran éxito en especial aquellos que son navarros, y en el local se encargan de recomendar a sus clientes, también a hosteleros, para dar a conocer la mejor selección de los vinos de la comunidad foral. Todas estas bebidas se pueden degustar en el local en Sarriguren, y también pedirlas a través de su tienda online.
En épocas navideñas, Retrogusto ofrece unos packs exclusivos y a un precio cerrado. Estos van desde los 20 hasta los 50€, y resultan asequibles e ideales para cualquier persona que desee regalarlos o para consumo propio. En ellos, lo socios del bar incluyen una serie de vinos que consideran adecuados para la ocasión, entre los que se encuentran tintos, blancos y espumosos.
Además, en Retrogusto tiene cabida todo el mundo. "Tenemos buena parte del público que no bebe alcohol, y también quiere cosas diferentes. por ello, tenemos muchos refrescos artesanales, y también una gran variedad de bebidas sin alcohol, como cervezas con frutas o cerveza negra sin alcohol, por ejemplo. En verano, hacemos limonada y la ponemos en el tirador", expresa la socia.
Ana Murillo y Mikel Garrués siempre han querido que el producto que sobresaliese en su local fuese la bebida. Pero, además, han incluido una amplia carta de comida con gran éxito entre sus clientes.
En ella, se pueden encontrar numerosas opciones de picoteo, entre las que destacan los diferentes tacos que realizan, y, sobre todo, sus nachos. En cuanto a la comida, se trata de uno de los productos estrella. Además, presentan una selección de quesos muy variados que sirven por raciones.
Para no quedarse con hambre, se pueden probar en el local diversas hamburguesas y bocadillos que no dejan indiferente a nadie. Entre las primeras, destaca la 'burger etxeko', 50 gramos de carne de ternera en pan brioche con cogollo, tomate, pepino encurtido, queso azul bleu de basque y su salsa de tomate ahumada y picante, con patatas fritas. Su bocadillo de pulled pork también es una gran opción.
Para finalizar la comida, no hay mejor manera de hacerlo que con sus postres. La tarta de queso clásico y el helado Elizalde, con una mini cookie casera, de Retrogusto son una gran opción para acabar con un toque dulce.
"Yo creo que Retrogusto es el bar más diverso y más complejo de la historia", expresa Ana Murillo entre risas. "Es un bar restaurante en el que se le da mucha importancia a la calidad de la bebida, y que cuida mucho la comida para que la experiencia sea muy gratificante", continúa.
Ambos socios se muestran muy contentos con el transcurso del año para el bar, y también con mantener su clientela habitual. "Lo mejor de llevar Retrogusto es la confianza de los clientes. Ya nos conocen porque son muy fieles y se fían totalmente de nosotros. Hay veces que miro la sala, y todos son conocidos. Eso es porque llevan muchos años viniendo, y vienen de manera habitual", explica.
"Este indicativo de que los clientes estén contentos y repitan significa que algo estamos haciendo bien. Yo firmaría para que los años siguientes sean tan buenos como este", reconoce orgullosa Ana Murillo.
