Antonio Fernández Sola tiene 64 años y sigue al frente de la guarnicionería 'Casa Garatea', en el número 10 de la calle San Gregorio en el Casco Viejo de Pamplona.
Es un local que está muy cerca de otros que hemos conocido en esta sección de comercio local, como es el caso de la Vinoteca Murillo que ha cerrado hace pocas fechas en la plaza de San Nicolás.
“En agosto del año 2025 me jubilaré". Casa Garatea es la única tienda especializada en este sector que hay en Pamplona que vende este material, "y algún artículo en el Decatlón", asegura. "En Navarra creo que solo hay otra más en Tudela”, asegura Antonio.
Se trata de un local con muchísima historia: “En 1903 estábamos donde estaba el bar la Montañesa y este local se usaba para guardar los carros que venían a Pamplona. Empezamos con sucesores de Piqué sobre mil novecientos y poco”.
“Luego pasó el negocio a Ángel Garatea Josué y en 1960 lo cogió mi padre Javier Fernández que había entrado a trabajar con doce años. Yo salía del colegio de Escolapios para ayudarle cuando era un chaval. Cuando murió mi padre en 1993 continué yo”, señala Antonio Fernández.
En la tienda hay un poco de todo: "Hay objetos de guarnicionería, artículos de equitación y ganadería, que está en desuso pero todavía tenemos cencerros y collares. Ahora nos dedicamos en la equitación a vestimenta, sillas, cabezadas y demás. Complementos como artículos de regalo, bolsos, el botín y botas para la calle…", asegura el dueño de la tienda.
"Cuando yo me jubile aquí no sigue nadie. Se sigue vendiendo para sacar un mísero sueldo, pero nada más. De negocio, nada. Es más, yo creo que vamos a cerrar todas las tiendas de comercio minorista”, indica Antonio Fernández.
“Mi negocio son sobre todo artículos de la equitación y mis clientes son chicos y chicas jóvenes que están todo el día con el móvil y con la venta online. Lo veo todos los días”, asegura el dueño del establecimiento.
"Nos dijeron tenéis que especializaros, más que esto no puede ser. Tenéis que poner página web, la tenemos. Hacemos publicidad, estamos en los medios, Instagram, Facebook, y no sirve de nada. Hay empresas que venden en internet, que no pagan lo que pagamos nosotros y está todo dicho. Estamos en desventaja", señala el dueño de la tienda.
Tampoco hay relevo a la vista: “Mi hijo se dedica a otras cosas y está trabajando. Aquí no porque esto no es negocio. Es una pena que se cierren tiendas como la Vinoteca Murillo. Como no cambien las políticas estamos abocados a cerrar todos", explica Antonio.
"Yo me mantengo con los de las hípicas. Estoy involucrado en la hípica Añezcar con un caballo y veo lo que hay, pero no hay nada que hacer. Ya se ve la cantidad de negocios que están cerrando en el casco viejo.
En cuanto a los precios “no soy caro. Me guio por lo que lo venden las casas. Yo me atengo a los precios normales. No me subo a la parra ni mucho menos”, concluye Antonio Fernández.
