Las fiestas de los pueblos de Navarra se han caracterizado un año más por la música en directo, las comidas populares y la bebida que corre en bares y barracas hasta bien entrada la madrugada. En ese ambiente trabaja María Puy Madariaga Armañanzas, una joven de 27 años, natural de Estella, que ha pasado el verano al frente de una barraca de bebidas junto a Rubén Solano Goñi, propietario de la empresa Solarbelas.
Puy ha cumplido su segundo año como encargada, aunque ya acumula cinco veranos en la hostelería festiva. “El verano ha ido bien, aunque cada año que pasa va un poco a la baja por el botellón y demás, pero bien. El verano siempre funciona con las fiestas de los pueblos. Solemos acudir a las localidades donde los ayuntamientos subastan la barraca, ya que en otros son los jóvenes de la localidad los que lo llevan”, ha explicado.
Entre los destinos habituales han estado en Acedo y Murieta, en Tierra Estella, aunque en otras ediciones también han montado barra en Zúñiga y Lezáun. La noche del sábado en Murieta, recuerda, “no ha salido mal, aunque depende del grupo musical que toque. Lo que llama a la gente son grupos como los Zopilotes o La Mala Pécora. No ha ido mal la noche del sábado, pero otros años viene más gente”.
La bebida más demandada, apunta, ha sido el chupito, aunque la economía de los jóvenes se nota. “Los jóvenes tienen solo 20 euros, aprieta el bolsillo y el botellón manda”, ha señalado. En cuanto al funcionamiento del servicio, ha detallado que cuentan con un equipo numeroso.
“Estamos bastantes trabajando en la barra. Rubén prioriza dar el servicio rápido y estamos diez personas con el bodeguero para que el camarero esté solo a servir. Es una barra grande. Sale rentable porque son seis horas sin parar. Es un palizón. Cuando la música tiene descanso y la gente cena se reponen las cámaras y otras seis horas a tope. En total doce horas”.
El trabajo se ha extendido durante todo el verano, desde que terminaron los Sanfermines con el inicio de las fiestas de Acedo hasta Murieta, a finales de agosto. “En Ayegui se quedan la barraca de fiestas los del club Arenas a primeros de septiembre. Es mes y medio concentrado”, ha indicado.
Además, ha recordado que también gestionan otros negocios: “Tenemos el bar La Hormiga en Estella, de mayo a septiembre, y el bar El Norte de Estella, que está todos los sábados del año a tope. Lo cerramos en verano porque la movida está en los pueblos en fiestas”.
Antes de dedicarse por completo a la hostelería, Puy ha estudiado Administración en el Politécnico de Estella y trabajó en Gráficas Estella como comercial. Su salto al sector llegó tras la pandemia. “Se fue la encargada y Rubén me dijo que tomara el relevo al conocer el negocio y cómo se trabaja".
"Me gusta aunque es un poco sacrificado porque hay que estar todo el fin de semana con el móvil abierto aunque estés de cena. Tras el verano es más tranquilo y solo tenemos jaleo los sábados en el bar a partir de septiembre”, ha contado.
La familia le ha aconsejado en más de una ocasión buscar un empleo más sosegado, pero ella lo ve de otra manera. “Ahora no tengo ni hijos ni responsabilidad familiar y es cuando hay que darle y trabajar duro. Luego ya buscaré más estabilidad. Ahora también es un dinero. Se trabajan muchas más horas con los pedidos y compaginar en el bar La Hormiga. Estoy todo el año en la hostelería. Muy a gusto y contenta”, ha afirmado.
