• martes, 21 de octubre de 2025
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COMERCIO LOCAL

Sole, de camarera a montar su propio centro de belleza en un pueblo de Navarra: "Cada vez tengo más clientes"

Su historia profesional es una sucesión de esfuerzos y aprendizajes. Llegó a Pamplona con 22 años, y su primer empleo fue como cajera en un gran supermercado.

Soledad Salto en su centro de belleza situado en Estella. Navarra.com
Soledad Salto en su centro de belleza situado en Estella. Navarra.com

Soledad Salto Morocho ha recorrido un largo camino desde que llegó a Navarra hace ya 25 años. Esta ecuatoriana de 45 años, natural de Yantzaza, cambió los platos y las bandejas de un bar por los pinceles, esmaltes y tratamientos de belleza con los que hoy da vida a su propio negocio. “He pasado de camarera a montar mi propio negocio, el sueño de todo el mundo”, resume con una sonrisa.

Sus inicios no fueron fáciles, pero su constancia y su simpatía le abrieron las puertas de un futuro distinto. Durante siete años trabajó de camarera en el bar restaurante Etayo de Murieta, un pequeño pueblo navarro donde se ganó el cariño de los vecinos. Allí conoció también a su actual pareja, Jesús Echeverría, que “iba todos los lunes a comer al bar”, recuerda entre risas.

Hoy, Soledad vive en Larrión con su familia y dirige desde 2019 su propio centro de belleza en Estella, situado en la calle Ruiz de Alda, 35 bajo. “Al año siguiente me pilló la pandemia, pero sobreviví. Luego, al siguiente fue súper bien, y así hasta el día de hoy”, cuenta orgullosa. La clientela ha crecido tanto que apenas tiene tiempo para descansar. “Cada vez tengo más clientas, y lo que más me alegra es que venga gente de Murieta”, comenta emocionada.

A su hijo mayor, Daniel, que pronto cumplirá 21 años, se suma el pequeño Iosu, de ocho, fruto de su relación con Jesús. Entre su familia y su negocio, Soledad asegura estar “súper contenta con la vida que tengo”. Aunque trabaja sola, en los meses de verano y en navidades cuenta con la ayuda de una chica fija que lleva tres años a su lado.

Su historia profesional es una sucesión de esfuerzos y aprendizajes. Llegó a Pamplona con 22 años, y su primer empleo fue como cajera en un gran supermercado, donde trabajó cinco años antes de dedicarse a la hostelería. En aquella época ya le atraía el mundo de la estética.

“En el bar siempre iba bien arregladica, con las uñicas largas y bien pintadicas”, recuerda divertida. Esa pasión fue el germen de un nuevo comienzo: estudió peluquería en la academia Ramiro Mata, luego estética, y con el tiempo se especializó en masajes y otros tratamientos.

Me sigo formando. Me han animado a participar en un campeonato de España de masaje en el Ifema de Madrid, y que sea lo que Dios quiera”, confiesa con ilusión. El aprendizaje, asegura, nunca se detiene.

Cuando decidió abrir su local, lo hizo movida por la insistencia de sus propias clientas. “Antes era peluquera a domicilio, y me pedían un sitio fijo. Mi marido me animó, y una clienta me dijo que este local estaba vacío. La dueña fue muy amable y quiso ayudar al pequeño emprendedor con un buen precio”, recuerda.

Desde entonces, el negocio ha crecido sin parar. “Estoy súper contenta con la gente del barrio de San Miguel, que fueron las primeras en venir cuando abrí”, destaca. En temporada alta, ni siquiera cierra los domingos por la mañana, salvo casos urgentes. “En fiestas de Estella y del Puy paro un poco”, añade.

Para Soledad, su profesión va mucho más allá de la estética. “Se trata de ayudar a la gente a que se sienta bien. Nuestro cuerpo y alma se cargan de cosas negativas, y nosotros absorbemos esas malas energías para quitárselas”, explica con convicción. Su filosofía y su trato cercano se han ganado la fidelidad de decenas de clientas que no dudan en recomendarla.

Las reseñas en redes sociales hablan por sí solas. “Excelente, llevo años con Soledad. Me he hecho tratamientos de belleza, uñas, manos y cejas, y después de tanto tiempo tenemos una relación más allá de lo profesional. La relación calidad-precio es de diez”, escribe una clienta. Otra añade: “El sitio está muy bien y tranquilo, al lado del bar Alday en Estella. Tiene múltiples servicios, desde peluquería, manicura y pedicura, hasta microblading. Muy puntual. Contentísima con todo”.

También abundan los elogios por su atención personalizada. “Gran cantidad de tratamientos adaptados a cada persona, me gustan mucho sus productos y la atención que recibo”, comenta otra usuaria.

Soledad se muestra agradecida con todas ellas. “Estoy muy contenta, a pesar de todos los impuestos que tenemos que pagar. Pero sobre todo, muy agradecida a la gente de Murieta, porque me siento como que me he portado bien allí durante los siete años que trabajé”, dice con sinceridad.

Con esfuerzo, humildad y buen humor, Sole, como la conocen sus clientas, ha logrado construir una historia de éxito en Estella. La misma mujer que servía menús del día en un bar de pueblo es hoy una emprendedora que inspira con su ejemplo y su constancia.

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