Es mediodía y un nutrido grupo de personas termina de almorzar y de vestirse en las localidades vecinas de Ituren y Zubieta, separadas por apenas tres kilómetros.
Hoy no toca ponerse la ropa de diario. Este día, prepararse requiere ayuda. Camisa de cuadros y pantalón negro como base, a la que se añaden otros elementos nada habituales en esa rutina diaria.
Visitar a los vecinos requiere, además de faja y enagua, un pañuelo rojo con pasión y unas abarcas como dicta la tradición.
Como colofón un chaleco de piel de oveja, coronado por el ‘ttuntturo’, un gorro cónico con cintas que pinta de color cualquier día gris, algo habitual en esta zona de la Comarca del Alto Bidasoa en estas fechas invernales.
Pero no se puede ir con las manos vacías, por eso los ‘joaldunak’, los personajes protagonistas de esta tradición rural en Navarra, portan látigos o hisopos, además de cargar con los cencerros a sus espaldas.
Antiguamente el uso de estos elementos permitía asustar a las bestias que podían atacar al ganado y, en un plano más místico, lograban ahuyentar a los malos espíritus.
Ahora, basta con ‘hipnotizar’ a los cientos de visitantes que cada año acuden hasta estas localidades para presenciar uno de los ritos ancestrales más llamativos del norte de España.
Precisamente, el término ‘joaldun’ hace referencia a la persona que porta un cencerro en esta celebración cuyo origen se cree ligado al cambio estacional, al solsticio de invierno.
Así, cada año, el lunes y martes siguiente al último domingo de enero, Ituren y Zubieta se visten de manera especial.
El lunes, sobre las 12 horas, los joaldunak de Zubieta marchan al ritmo que marca uno de ellos con un cuerno y varios gritos para encontrase en el barrio de Aurtitz de Ituren con sus homólogos vecinos.
El puente de Zubiburu fija ese punto de unión desde el que recorren las calles de Ituren hasta llegar a la plaza principal.
Al día siguiente, sobre la misma hora, los vecinos de Ituren devuelven la visita a los habitantes de Zubieta. Es cuestión de cortesía y una nueva oportunidad de contemplar esta tradición ‘adelantada’ del Carnaval rural navarro.
Pero los joaldunak no recorren solos los tres kilómetros, junto a ellos le siguen una comitiva formada por el Oso (Hartza) y los carneros.
Además, a su llegada a cada localidad, los habitantes dan una bienvenida salvaje a estos personajes con diferentes representaciones, algunas de ellas incluso con cierta polémica.
- Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
- Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.