SOCIEDAD
Descubren una molécula que podría revolucionar la forma en que tu cuerpo responde al ejercicio de fuerza
Un estudio internacional ha descubierto que esta molécula es esencial para la mejora física.

Un equipo de la Universidad de Oviedo, en colaboración con centros internacionales, ha identificado que el microRNA miR-29a-3p desempeña un papel esencial en la adaptación del organismo al entrenamiento de fuerza.
El hallazgo, liderado por el grupo Intervenciones Traslacionales para la Salud y adscrito al Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA), abre nuevas vías para comprender cómo el ejercicio influye en la salud.
El estudio detalla que, durante el ejercicio, el músculo esquelético libera a la sangre pequeñas moléculas llamadas microRNA, que actúan como mensajeros entre tejidos.
Estas moléculas, cuyo descubrimiento fue reconocido con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2024, regulan la expresión de los genes tanto en las células donde se generan como en otras más alejadas, a las que llegan a través de la circulación.
La investigación demuestra que el miR-29a-3p es liberado por el músculo y resulta crucial para mantener la fuerza y mejorar la adaptación al entrenamiento.
Para comprobarlo, se realizaron pruebas con ratones sometidos durante un mes a entrenamientos de resistencia (cinta de correr) y fuerza (subida por escalera con peso), identificando once microRNA cuyos niveles cambiaban con este último tipo de ejercicio.
Los resultados apuntan a que la ausencia de esta molécula altera la utilización de energía en músculos y hígado, dos tejidos clave en el metabolismo y en comunicación constante durante la actividad física.
Según explica el doctor Fernández Sanjurjo, primer firmante del trabajo y profesor de la Universidad de Oviedo, “esto confirma que el miR-29a-3p es fundamental para la adaptación y mejora con el entrenamiento de fuerza, por su rol en el metabolismo energético, al menos en modelos animales y cultivos celulares, aunque tenemos que comprobar si es plenamente extrapolable a humanos”.
El proyecto ha contado con la participación del Instituto Karolinska (Suecia), la Universidad de Texas Southwestern (EE. UU.) y la Universidad de Barcelona, en una investigación que refuerza el vínculo entre ciencia, deporte y salud.