Ha pasado de soslayo, pero no deja de ser una evidencia que el apoyo de Bildu al gobierno de Chivite en los Presupuestos Generales de Navarra tiene una contrapartida. En esta ocasión, los navarros nos gastaremos 4,4 millones regalados por Chivite a sus socios proetarras para que ellos decidan arbitrariamente a quién conceden subvenciones directas en forma de enmiendas a los presupuestos.
Se trata de una práctica que fue criticada por la Cámara de Comptos, quien recomendó al gobierno socialista, nacionalista y populista de Navarra que evitara esta forma de reparto del dinero. La respuesta de Chivite, lejos de crear alguna otra fórmula más imaginativa para esconder su compra de votos, su decisión ha sido la de repartir entre los grupos que le apoyan cada año más dinero.
Asimismo, la negociación con los proetarras ha supuesto nuevas cesiones por parte de los socialistas en materia de euskera. Así, el acuerdo presupuestario recoge la implantación de nuevos modelos D para el curso académico 25-26, la creación de una nueva partida presupuestaria para ayudas al doblaje de material audiovisual en euskera, así como la promoción de plataformas de contenido audiovisual en euskera.
Además, recoge el incremento en 150.000 euros adicionales para la partida de ayuda a personas adultas para el aprendizaje del euskera, así como el añadido de 75.000 euros más a la partida de subvenciones a euskalteguis. En esta línea, Chivite se ha comprometido a igualar el currículo común oficial en el aprendizaje del euskera con el de la Comunidad Autónoma Vasca.
Al margen de todo esto, Chivite se ha comprometido para comprar el voto de los proetarras también a aumentar la formación en euskera en la Formación Profesional y a impulsar el deporte rural vasco.
Por si esto fuera poco, la presidenta -que se quitó de en medio para la foto y mandó a sus subordinados- ha firmado que se compromete a aprobar sin rechistar ni cuestionar a qué dedique el dinero Bildu a través de enmiendas parciales. Y para más inri, se compromete a no aprobar ninguna enmienda que no haya sido presentada por Bildu o los grupos del Gobierno, de manera que pasarán el rodillo apisonador sobre las enmiendas de la oposición, independientemente de que pudieran ser buenas para Navarra.
Con medidas como esta, Chivite vuelve a mostrar su talante autoritario camuflado de negociador, cuando en realidad ambas partes se sustentan mutuamente por un pacto firmado hace años que compromete a ambas partes para mantenerse en los Gobiernos de España y Navarra a cambio del Ayuntamiento de Pamplona, de todas estas batallas presupuestarias, así como de todas las cuestiones que nunca han hecho públicas ni ella, ni Otegui, ni su jefe Pedro Sánchez.
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