FERIA DEL TORO
Las heridas de guerra que deja Pamplona: Ureña abandona el hospital con la pierna cosida a puntazos
El matador de Lorca y Javier Castaño, corneados en las primeras corridas, han sido atendidos en el Complejo Hospitalario de Navarra.
El matador de Lorca y Javier Castaño, corneados en las primeras corridas, han sido atendidos en el Complejo Hospitalario de Navarra.
El diestro extremeño Paco Ureña y el castellanoleonés Javier Castaño evolucionan bien de sendos percances sufridos en las dos primeras corridas de toros de la feria de San Fermín.
De hecho, Ureña ha recibido el alta médica esta mañana de lunes y ha podido abandonar el Complejo Hospitalario de Navarra.
Según el doctor Hidalgo, la herida de Paco Ureña, corneado en el muslo derecho por un toro de Puerto de San Lorenzo en la corrida del 7 de julio, presenta buen aspecto y "con débito hemático ligero del drenaje".
Tras haber comenzado el domingo a caminar, el diestro ha sido dado de alta para que su evolución sea revisada por su cirujano de referencia, el madrileño doctor Crespo.
La imagen de las consecuencias de la cornada de Ureña habla por sí sola, tal y como ha difundido la cuenta de Twitter del programa de radio Carrusel Taurino.
Con el muslo cosido sobre la rodilla, el diestro ha dado permiso de que se publique esta aparatosa herida que demuestra el riesgo al que se exponen los matadores de toro cuando saltan a la arena.
Esto no busca morbo, en absoluto, publicamos la foto con permiso expreso de Paco Ureña para q se sepa de la dureza del arte más diferente existe. "Creí que me había roto el hueso de la rodilla". Ayer en @carruseltaurino . pic.twitter.com/xXbUuJ43bX
— carrusel taurino (@carruseltaurino) 9 de julio de 2018
Por su parte, Javier Castaño, herido el domingo, también al entrar a matar al cuarto toro de José Escolar, evoluciona favorablemente y permanece afebril, según ha informado el cirujano jefe de la enfermería de la plaza de toros de Pamplona.
La grave cornada sufrida por el diestro salmantino, de 20 centímetros de extensión en la fosa iliaca y cinco de profundidad, con afectación del músculo oblícuo pero sin penetrar en la cavidad abdmonial, presenta hoy un aspecto "correcto" e, igual que la de Ureña, con escaso débito de drenaje.