Trece personas durmiendo bajo el mismo techo durante las fiestas de San Fermín. Esa es la hazaña que ha conseguido este año José Lladó Escalera, un pamplonés de 27 años, gran seguidor de Osasuna, que ha abierto las puertas de su casa a doce amigos llegados desde Zaragoza para vivir juntos las fiestas.
“Hemos metido a todos en casa. Estamos trece. Lo hemos conseguido haciendo malabares. Hemos sacado colchones de donde no había. Siempre cabe alguno más”, ha contado entre risas el anfitrión, que ha asumido con buen humor los retos logísticos.
El grupo ha llegado la noche del viernes 11 de julio y ha comenzado la fiesta hasta bien entrada la madrugada. Al día siguiente han retomado fuerzas con un aperitivo en el bar Itziar, uno de los más populares del segundo Ensanche de Pamplona, conocido por sus gambas, antes de volver a lanzarse a las calles del casco viejo.
El plan ha sido claro: disfrutar al máximo y no dejar rincón sin explorar. “Llegamos por la noche y desde entonces… a tope. Vimos los fuegos en casa y salimos hasta el amanecer”, ha explicado José.
Entre los invitados hay doce amigos zaragozanos: Fernando Monge, Nacho Clavero, Eduardo Andrés, Eduardo Extremera, Ignacio Bazán, Ainhoa Fernández, Alejandro Cámara, Iñigo Celorrio, Carlos Aguilar, Luis Madrid y Alejandro Omís, todos de 27 años, salvo Ainhoa, que tiene 25 y es la única mujer del grupo. Todos ellos son amigos de José desde el colegio o la universidad, y aunque algunos ya conocían Pamplona en fiestas, es la primera vez que han coincidido todos juntos.
Moverse por la ciudad en grupo ha sido una aventura por sí sola. “Hemos intentado abarcar mucha zona y nos hemos perdido unos de otros. Cada uno en un sitio. Creo que he sido un mal guía, pero nos hemos apañado porque hemos acabado todos en casa”, ha reconocido José, que ha ejercido de organizador improvisado. No todos han asistido al encierro: “Solo ha ido uno y a verlo. No tenemos tantas agallas”, ha confesado entre carcajadas.
Para Álex Cámara, esta ha sido su primera experiencia sanferminera y no ha empezado sin sobresaltos: “La llegada fue un poco accidentada por el tema del tren. Nos quedamos tirados en Castejón de Ebro y casi no llegamos. En mi caso venía de Madrid”, ha relatado.
La impresión ha sido buena, aunque con matices: “Me llama la atención la gran cantidad de gente que hay, un poco de alcohol y un olor raro, pero en general bien se ha portado la gente de Pamplona. El encierro no lo he visto. Hemos regresado sobre las seis de la mañana, pero escalonadamente porque nos hemos perdido. Hemos llegado en grupos dispersos”.
También ha sido la primera vez para Ainhoa Fernández, que ha compartido sensaciones similares: “Hay muchísima gente. Es más o menos lo que me habían contado. Somos muchos en el grupo y apenas he hablado con gente de Pamplona".
"He aguantado hasta las seis de la mañana”, ha señalado. En su opinión, venir en un grupo tan numeroso no ha facilitado la experiencia: “Nos hemos perdido todo el rato y les recomendaría a los de Zaragoza que vengan en grupos pequeños”.
El plan del grupo es quedarse en Pamplona hasta el domingo 13 de julio, ya que muchos no han podido conseguir más días libres. José, sin embargo, lo tiene claro: “Volverán todos a los Sanfermines de 2026”.