• lunes, 29 de abril de 2024
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SOCIEDAD

La decidida apuesta de un laboratorio navarro por ayudar a las personas cuidadoras

Monse tiene que dedicarse en exclusiva al cuidado de su marido, pero gracias a Cruz Roja, tiene cuatro horas a la semana para sí misma.

Una voluntaria de Cruz Roja cuida de una anciana en Pamplona. CRUZ ROJA
Una voluntaria de Cruz Roja cuida de una anciana en Pamplona. CRUZ ROJA

Laboratorios Cinfa ha suscrito un acuerdo de colaboración con Cruz Roja para apoyar su proyecto de “Atención a las Personas Cuidadoras en Navarra, Toledo y Tarragona, que permitirá respaldar a más de 900 de ellas a lo largo de 2024.

El Imserso cuenta con más de 76.000 personas suscritas al “Convenio especial de cuidadores no profesionales de personas en situación de dependencia”, que cuidan de forma regular y continua a una persona dependiente, normalmente un miembro de su familia. Sin embargo, se trata de una situación muy invisibilizada, ya que muchas cuidadoras no están registradas como tales, y se estima que la cifra total de cuidadoras en nuestro país supera los dos millones.

Además, es destacable que, hasta en un 88% de los casos, estas cuidadoras son mujeres. Según atestigua la encuesta de discapacidad, autonomía personal y situaciones de dependencia del Instituto Nacional de Estadística, esta brecha se reduce conforme se incrementa la edad, pero, de forma general, seis de cada diez cuidadoras son mujeres y el perfil más frecuente es el de mujer casada, con una edad media de 52 años y sin ocupación laboral remunerada. Concretamente, en el 57% de los casos se trata de la hija de la persona dependiente.

Tras nueve años colaborando juntas en distintas iniciativas de envejecimiento saludable y acceso a la salud, Cinfa y Cruz Roja han centrado ahora su alianza en el ámbito de las cuidadoras, un colectivo en crecimiento al que ambas entidades buscan prestar apoyo. Con este fin, el laboratorio ha aportado a Cruz Roja 50.000 euros, que le permitirán impulsar su proyecto de “Atención a Personas Cuidadoras” en tres comunidades autónomas.

Este proyecto comprende, por un lado, talleres formativos para facilitar a las cuidadoras herramientas que les ayuden a realizar mejor su tarea. Por otro, grupos de apoyo mutuo para compartir experiencias con iguales y mejorar su estado emocional. Y, por último, momentos de respiro familiar que, gracias a la asistencia de voluntarios de Cruz Roja en los domicilios, permiten a estas cuidadoras disponer de espacios para ellas, aliviando el deterioro personal y familiar que puede derivarse del cuidado intensivo.

María del Mar Pageo, presidenta de Cruz Roja, explica que “para las cuidadoras es fundamental el autocuidado y el apoyo emocional y por eso resulta clave ofrecerles apoyo psicosocial y espacios de apoyo mutuo y respiro. A lo largo de 2023, desde Cruz Roja hemos atendido a más de 6.400 cuidadoras, con las que hemos realizado más de 27.000 intervenciones”.

Por su parte, Enrique Ordieres, presidente de Cinfa, señala que en la compañía trabajan para que “las personas puedan disfrutar de una mejor calidad de vida durante más tiempo. Sin embargo, con el progresivo envejecimiento de la población, cada vez hay también más personas que requieren cuidados y esto, además de en ellas mismas, impacta también en sus familias y su entorno más cercano. Por eso, creemos firmemente en la necesidad de brindar soporte a las cuidadoras, con iniciativas tan relevantes como esta de Cruz Roja. Un apoyo que redundará tanto en el bienestar y salud de las cuidadoras, como en el de aquellas a quienes cuidan”.

Más allá de la palabra “cuidadoras” existen miles de historias como la de Amparo y Monse. Amparo es cuidadora principal de su padre Carlos (de 81 años) desde hace 8 años. Carlos tiene la enfermedad de Parkinson y se le ha desencadenado una demencia. Esta situación ha llevado a Amparo a cuidarle 24 horas los siete días de la semana, y este cuidado le supone muchas dificultades para su vida cotidiana: no duerme de forma continua, tiene problemas de espalda y se siente muy cansada. Gracias al apoyo de Susana, voluntaria de Cruz Roja, Amparo dispone de dos horas a la semana para aliviar la sobrecarga provocada por esta situación, que ella dedica a hacer compra, dar un paseo o quedarse en casa disfrutando, simplemente, de unos momentos a solas.

Por su parte, Monse es la cuidadora principal de su marido Félix (de 80 años) desde hace 5 años. Félix tiene diagnosticada la enfermedad de Alzheimer y prácticamente ha perdido todas las capacidades para llevar a cabo actividades cotidianas de forma autónoma. El avance de la enfermedad ha hecho que Monse tenga que dedicarse en exclusiva al cuidado y la atención de su marido. Gracias a que Félix asiste al taller de estimulación cognitiva de Cruz Roja en Pamplona con Ana, voluntaria de la entidad, Monse tiene cuatro horas a la semana para pasear por la ciudad, mirar escaparates o tomar un café con una amiga. 

Estos testimonios son dos historias de las muchas que subyacen tras la labor de las cuidadoras. Una realidad invisibilizada que Cruz Roja aborda con este proyecto. 


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