SOCIEDAD
Descubren un dato inesperado sobre cómo avanza una enfermedad grave en el cerebro
Un estudio de Ibima Málaga y la Universidad de California han descubierto un avance clave.

Investigadores de Ibima Plataforma Bionand en Málaga han descubierto que las proteínas humanas asociadas al Alzheimer se propagan en el cerebro de forma más agresiva que las de modelos de ratón.
El hallazgo se ha obtenido en un trabajo liderado por el grupo Neuroad, con participación de la Universidad de Málaga y la Universidad de California, Irvine.
El equipo, coordinado por David Baglietto y Juana Andreo López, inyectó extractos de cerebro de pacientes con Alzheimer y de ratones modificados genéticamente en el hipocampo de ratones vivos.
Los resultados mostraron que las “semillas” humanas tenían una capacidad notablemente mayor para convertir proteínas sanas en patológicas, lo que confirma su carácter más dañino.
Según Baglietto, “comprender las particularidades de las semillas patogénicas nos acerca a tratamientos más precisos y adaptados a cada variante de Alzheimer”. La investigación apunta a que estas proteínas humanas podrían tener estructuras o “cepas” distintas, responsables de la diversidad de síntomas entre pacientes.
Los científicos también analizaron la respuesta de la microglía, las células inmunes del cerebro. Observaron que, frente a las semillas humanas, estas actuaban como barrera protectora, mientras que con las murinas la reacción fue más débil y se registraron mayores daños neuríticos y acumulación de tau fosforilada.
El estudio incluyó experimentos a largo plazo en un nuevo modelo de ratón que imita el Alzheimer esporádico, el más común (95% de los casos). Tras 18 meses de exposición a semillas humanas no se detectaron placas amiloides, aunque sí signos tempranos de deterioro neuronal y problemas en la eliminación de desechos cerebrales.
Los investigadores subrayan que no todos los modelos animales reproducen la patología humana con fidelidad, algo clave para diseñar terapias. También señalan dos vías prometedoras: reforzar la función de la microglía para ralentizar la progresión y detectar biomarcadores iniciales que permitan intervenir antes de la formación de placas.