SOCIEDAD
El estudio que revela el hábito diario que podría reducir el riesgo de enfermedad cardiaca
Durante dos semanas, los participantes siguieron distintos protocolos para analizar los efectos del trabajo nocturno simulado.

Un nuevo estudio realizado por el Hospital General Brigham, en Massachusetts (EE.UU.), ha revelado que comer solo durante el día, incluso si se duerme a destiempo, puede reducir los factores de riesgo cardiovascular en personas sometidas a desajustes circadianos, como los trabajadores por turnos.
Publicado en la revista Nature Communications, el estudio apunta que el momento en que se ingieren los alimentos podría ser incluso más determinante para la salud del corazón que el propio horario del sueño.
“El desfase entre nuestro reloj biológico y las rutinas diarias incrementa el riesgo cardiovascular. Queríamos ver cómo reducir ese impacto, y ahora sabemos que el horario de las comidas es clave”, ha afirmado el doctor Frank AJL Scheer, director del Programa de Cronobiología Médica del hospital y uno de los autores principales del trabajo.
El experimento, considerado de alta precisión, se desarrolló en un entorno totalmente controlado. Los científicos reclutaron a 20 jóvenes sanos, sin acceso a ventanas, relojes ni dispositivos electrónicos. Durante dos semanas, los participantes siguieron distintos protocolos para analizar los efectos del trabajo nocturno simulado.
Tras mantenerlos despiertos 32 horas seguidas en una habitación con luz tenue y condiciones constantes, los dividieron en dos grupos: unos comieron durante el día y la noche, como suelen hacer los trabajadores nocturnos; otros solo durante el día, aunque ambos durmieron las mismas horas y en los mismos momentos.
Posteriormente, los investigadores midieron varios indicadores de riesgo cardiovascular, como la presión arterial y un marcador relacionado con el riesgo de coágulos sanguíneos.
Los resultados mostraron que los factores de riesgo cardiovascular aumentaron en quienes comieron de día y de noche. Sin embargo, en los que solo comieron durante el día, los niveles se mantuvieron estables, a pesar de estar igualmente expuestos al trabajo nocturno simulado.
“El tipo y la cantidad de comida fueron iguales. Solo cambió el momento de la ingesta. Y eso marcó la diferencia”, ha destacado Sarah Chellappa, investigadora de la Universidad de Southampton y coautora del estudio.
Aunque se trata de un estudio de pequeña escala, sus resultados ofrecen una estrategia conductual sencilla para proteger el corazón en contextos de desajuste circadiano. Limitar la alimentación a las horas diurnas podría beneficiar a trabajadores nocturnos, personas con insomnio, trastornos del sueño o jet lag.
Los autores advierten de que aún es necesario investigar los efectos a largo plazo, pero sostienen que este hallazgo puede ser un primer paso para repensar los horarios de comida como herramienta preventiva en salud cardiovascular.