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SOCIEDAD

Felicia de Aquitania, la duquesa que peregrinó a Santiago y fue asesinada por su hermano en Navarra

El cadáver de Felicia reposa a día de hoy en esta pequeña ermita que recibió el rango de basílica por parte del Papa León XIII y es conocida como la Basílica de San Pablo y de la reina Santa Felicia.

Obanos. AYUNTAMIENTO DE OBANOS
Obanos. AYUNTAMIENTO DE OBANOS

Navarra es una tierra rodeada de leyendas y mitos que han nutrido desde hace siglos la peregrinación del Camino de Santiago.

Una de las más conocidas está protagonizada por la duquesa Felicia de Aquitania, asesinada por su hermano Guillén en la localidad navarra de Amocáin.

Tras recibir la llamada del Camino de Santiago y completar la peregrinación, Felicia decidió renunciar a su vida de nobleza y no regresó a su casa en Francia para entregarse a una vida humilde dedicada a los demás al servicio de los Señores de Amocáin, cerca de Elía en el Valle de Egüés .

Ante la incapacidad de convencer a su hermana, Guillén volvió junto a sus padres, los duques, quienes le culparon de haber dejado atrás a Felicia.

Por este motivo, Guillén regresó a buscar a su hermana para que retornara ya que sus padres ya estaban buscándole un matrimonio que les emparentara con alguna otra familia de alta cuna.

Cuando encontró a su Felicia, intentó persuadirle para que volviera a su casa, pero ante su determinación por seguir con su vida humilde y la imposibilidad de convencerle, le poseyó la furia y asesinó con un cuchillo a su hermana.

El duque, lleno de remordimientos, confesó en Roma su pecado y su penitencia fue peregrinar de nuevo a Santiago.

A su regreso de esta peregrinación, renunció también a su vida anterior y se quedó en Obanos como penitente junto a la ermita de la Virgen, en el monte Arnótegui.

Cuenta la leyenda que Felicia fue enterrada en la iglesia de Amocáin. Un día, la señora de la familia para la que trabajaba en vida fue a rezar y vio que de la tumba salía un clavel. Ante este hecho, abrieron el ataúd y vieron que la flor nacía de la herida de arma blanca que había causado la muerte de Felicia.

Estos hechos sobrenaturales, que consideraron un milagro, llevaron a poner los restos de Felicia sobre una mula y dejar a esta que los trasladara a su albedrío. La expectación de los vecinos del valle era máxima y seguían a la mula que había empezado un tranquilo caminar sin necesidad de ser guiada.

El animal paró y cayó en el suelo al lado de la ermita de San Pablo en Labiano, un lugar en el que actualmente se levanta un pequeño refugio y en el que un azulejo recuerda el suceso: "Aquí cayó al mula".

El cadáver de Felicia reposa a día de hoy en esta pequeña ermita que recibió el rango de basílica por parte del Papa León XIII y es conocida como la Basílica de San Pablo y de la reina Santa Felicia.

La basílica de San Pablo y Santa Felicia es el santuario más importante del valle de Aranguren y lleva suscitando desde hace siglos la devoción de los vecinos no sólo del valle, sino de muchos pueblos de la Cuenca de Pamplona, tal y como se relata en el blog 'Arte, curiosidades e historia' de Julio Asunción.

Esta dramática historia de los hermanos Felicia y Guillén es representada por los vecinos de Obanos, lugar donde se conserva la reliquia de la cabeza de San Guillermo, desde 1965.


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Felicia de Aquitania, la duquesa que peregrinó a Santiago y fue asesinada por su hermano en Navarra