• domingo, 05 de octubre de 2025
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SOCIEDAD

Las rutas por los bosques en otoño que parecen sacados de un cuento en Navarra

Los bosques de Navarra ofrecen en otoño un espectáculo natural único: Irati, Urbasa, Urederra y robledales milenarios se llenan de colores y senderos mágicos.

El otoño llega a Pamplona. PABLO LASAOSA
El otoño llega a Pamplona. PABLO LASAOSA

El otoño en Navarra ofrece uno de los espectáculos naturales más impresionantes de la península. Los bosques de la Comunidad Foral se transforman en un tapiz de colores que van del verde intenso a los tonos ocres, naranjas y rojos, convirtiéndose en un auténtico reclamo para senderistas, fotógrafos y amantes de la naturaleza.

El destino más emblemático es, sin duda, la Selva de Irati, el segundo hayedo-abetal más extenso de Europa. Este enclave permite al visitante adentrarse en un espacio de aire puro, cascadas y embalses.

En otoño, Irati se convierte en naturaleza pura en su máxima expresión, con senderos que descubren rincones de gran valor: Los Paraísos - Erlan, el itinerario de Errekaidorra y la cascada del Cubo o la ruta del bardo Gartxot son algunas de las propuestas más atractivas para recorrerla.

Pero más allá de Irati, Navarra guarda otros hayedos de leyenda. El Parque Natural de Urbasa-Andia ofrece el Itinerario de los montañeros, mientras que el Parque Natural del Señorío de Bertiz invita a seguir el sendero de Iturburua.

En el valle de Belagua, el recorrido Dronda-Mata de Haya regala la sensación de caminar bajo una auténtica bóveda gótica natural. También destacan el bosque de Basajaunberro en Roncesvalles y la ruta de Tres Hayas en Burguete, vinculada a los búnkeres de la zona.

El protagonismo otoñal no es solo de las hayas. En distintos puntos del territorio se conservan robledales monumentales, auténticos gigantes centenarios y milenarios que en esta época se visten con los colores más intensos.

El Bosque de Orgi en el valle de Ultzama, los robles monumentales de Jauntsarats en Basaburua, los robles milenarios de Echarri Aranaz —una ruta que puede ampliarse hasta los dólmenes— o el robledal de Alsasua son escenarios ideales para dejarse llevar por la calma y la belleza de estos árboles.

El otoño navarro también une el agua y el bosque en un mismo espectáculo. El Nacedero del Urederra, en las faldas de Urbasa, fascina con sus aguas turquesas. La cascada de Xorroxin, en el valle de Baztan, es otro de los lugares más visitados en esta época, mientras que la cascada de Belabarce en Roncal, los embalses de Leurtza rodeados de hayedos y la cascada de Ixkier con la ruta de los tres puentes en la Vía Verde del Plazaola completan una oferta natural de ensueño.

Para quienes buscan paseos más sencillos o cercanos a la capital, también hay opciones. El Parque Fluvial del Río Arga recorre casi 35 kilómetros por la Cuenca de Pamplona —12 de ellos dentro de la propia ciudad—, ofreciendo un itinerario perfecto para familias y amantes de la historia. Entre huertas, molinos y puentes, este recorrido se convierte en una forma ideal de disfrutar del paisaje otoñal sin salir de la ciudad.

Con esta riqueza, los bosques de Navarra en otoño son un tesoro para quienes buscan respirar naturaleza, descubrir senderos únicos y capturar con la cámara el inigualable mosaico de colores que cada año viste al territorio.

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