• jueves, 28 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

Ofrecen recomendaciones a los navarros para que tomen precauciones con los alimentos durante el coronavirus

Uno de los sectores sobre el que se tensiona la capacidad productiva es el agroalimentario.

Estado del mercado de Santo Domingo con el inicio del estado de alerta en todo el pais por el coronavirus. Miguel Osés
Estado del mercado de Santo Domingo con el inicio del estado de alerta en todo el pais por el coronavirus. MIGUEL OSÉS

En plena crisis sanitaria del COVID-19, uno de los sectores sobre el que se tensiona la capacidad productiva es el agroalimentario.

Su papel en el suministro de alimentos a la población hace que se trabaje sin descanso, también en centros como el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA), situado en San Adrián (Navarra), desde donde inciden en la naturaleza “estratégica” del sector en el contexto actual.

Así se desprende de las palabras de Héctor Barbarin, director general de este centro en el que el trabajo diario de control analítico de parámetros de calidad y seguridad en alimentos no ha cesado desde que se decretó el estado de alarma en España.

“Los agentes que contribuimos de una manera u otra al funcionamiento de la cadena alimentaria somos críticos”, afirma en declaraciones a Efe.

Para Barbarin, quien destaca el papel de entidades como CNTA para garantizar la calidad y la seguridad de los productos, el suministro alimentario está “garantizando en la medida en que todos los agentes de la cadena puedan funcionar con normalidad, como está ocurriendo actualmente”.

“Es clave considerar al sector globalmente como estratégico para afianzar que siga funcionando. No podemos permitirnos el cierre de empresas, ni siquiera que se genere una sensación de posible desabastecimiento, ya que produce una alarma entre la población que a su vez deriva en compras compulsivas con un posible efecto bola de nieve”, explica.

Esa consideración de estratégico puede suponer a largo plazo, según Barbarin, que no se banalice al sector agroalimentario. “Más allá de lo que ya conocemos de estabilidad económica, balanza comercial y vertebración del territorio debemos valorar la importancia de tener soberanía alimentaria”, asegura.

Además de la preocupación por el abastecimiento, la población en general, ante la percepción de los riesgos que entraña para la salud la propagación del COVID-19, ha incrementado su celo hacia las garantías de consumo de alimentos, en lo que respecta a su origen, su conservación o su manipulación. Un contexto que redobla la importancia de los sistemas de control de calidad y seguridad.

“Este aspecto cobra aún mayor relevancia en estos momentos. No rebajar los controles es importante, puesto que el sistema de salud no puede asumir otra crisis sanitaria ahora mismo”, explica Cristina Garrido, responsable del Departamento de Seguridad Alimentaria en CNTA.

Garrido destaca que los consumidores no tienen por qué dudar de las garantías de mantenimiento de la calidad y la seguridad de los alimentos, ya que en España existe “un sector alimentario fuerte, con unos profesionales altamente capacitados y unos sistemas de control internos sólidos”.

“La industria tiene muy interiorizado que la seguridad alimentaria es lo primero, y por ello, en general, los controles no se relajan ni siquiera en momentos como el actual. Además, esa filosofía de rigor en el control de peligros y riesgos en los procesos productivos forma parte de su trabajo rutinario”, asegura.

No obstante, la responsable de Seguridad Alimentaria de CNTA recuerda que también en el hogar es posible tomar precauciones y seguir unas pautas de higiene, no solo en este momento de alerta por el COVID-19 sino “en cualquier momento”.

Las cinco recomendaciones habituales son partir de materias primas y agua seguros; mantener la cadena de frío; limpiar adecuadamente; separar alimentos crudos y cocinados; y cocinar completamente.

En la línea de prevención contra el nuevo coronavirus, se puede añadir un consejo particular en lo que respecta a los envases y embalajes.

En concreto, Garrido recomienda, nada más llegar a casa con la compra, retirar el embalaje exterior, guardar los alimentos sin él, tirarlo a una bolsa cerrada, hacer estas operaciones en un espacio determinado y, al terminar, limpiar la zona con lejía al 0.1% y lavarse las manos.

Estas medidas de extrema precaución son preventivas, aunque la posibilidad de que el COVID-19 pueda transmitirse al organismo a través de los alimentos es, como argumenta el responsable de Microbiología de CNTA Javier Pérez, “altamente improbable”.

Pérez recuerda que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) emitió recientemente un comunicado en el que indicaba que los alimentos “no son una vía de transmisión de coronavirus”.

Además, el microbiólogo explica la diferencia entre los conocidos como patógenos alimentarios, que sí se multiplican en los alimentos, y los virus como el COVID-19, que no lo hacen. Por ello, el alimento es un mero soporte como lo pueden ser otras superficies o materiales, cada una con sus “características específicas de tiempo durante el que el virus permanece infectivo”.

Al igual que Garrido, Pérez incide en que la industria alimentaria lleva más de 50 años mejorando en las buenas prácticas de producción y focalizada en medidas sanitarias de contención de peligros físicos, químicos o biológicos”.


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