- martes, 29 de abril de 2025
- Actualizado 16:12
En la despedida de la temporada lo de menos era el partido en juego. Lo importante es felicitar por una temporada imposible de imaginar así, de sobresaliente, en la primera mitad de la tabla, con los mejores.
“Cuando nos relajamos, somos muy malos”, dice el clásico proverbio del osasunismo. Afortunadamente, hubo reacción y remontada al gol celeste a base de señas de identidad.
El partido contra el Betis desnuda lo poco que refleja esta mini temporada lo que realmente es vivir el fútbol.
Partido calcado al de la primera vuelta, con doscientas pérdidas de balón y 40 faltas, juegotrabado y sin tiros a puerta. Osasuna neutralizó al Getafe y viceversa.
Cuatro de julio y es la antevíspera de nada. Se hace difícil escribir los días en los que esta anormalidad persistente no permite ni la esperanza de la alegría. No es cierto que la esperanza sea lo último que se pierde. Una vez perdida quedan todavía la confianza y la actitud.
Retire las subvenciones a las peñas que del asesino y del asesinato hacen proselitismo y homenaje. No espere ni un segundo más. Son demasiados años comprobando como el dinero público se destina a la exaltación de la bestialidad.
Tres golazos pusieron la chispa a un partido marcado por el juego práctico de Osasuna y la necesidad del Leganés, y que asegura la continuidad rojilla en Primera.
Cada vez que oigo juzgar con ojos de hoy a los ojos de ayer, me viene a la cabeza aquello de “nuevos ricos del saber”, que decía la directora de mi colegio y que les he comentado alguna vez. No sabía yo que al ventajismo también se le pudiera llamar ventajismo.
En la nueva normalidad ya tenemos aquí el tradicional tormentón de verano en Pamplona. No hemos aprendido nada...
Los rojillos dejaron prácticamente sellada la permanencia en Mendizorroza en un partido reñido con el fútbol, con un único tiro a puerta en todo el partido, el del gol, y ni una sola parada de un guardameta.
Con el mismo once y teórico planteamiento de Anoeta el comportamiento quedó muy lejos en la primera parte, y después, al Osasuna más clásico de Jagoba, se le acumuló su mayor carencia, la falta de gol.
Me fascinan esos procesos propios de atención por los que atendemos a unas señales y a otras no, sobre todo cuando ignoramos las señales que nos cuestionan lo importante.
La revolución en el once no funcionó, ni siquiera mostró sus intenciones. Los colchoneros tomaron la iniciativa desde el inicio y humillaron a los rojillos.
La primera parte fue de Osasuna, y también un buen tramo de la segunda, que terminó con la Real acorralada. De todas formas, el empate es bueno, sobre todo por las sensaciones que deja.
Otra semana de despedidas antes de tiempo, y no puedo dejar de pensar en lo que nos gusta reconocer a posteriori, en cómo algunas muertes nos impactan y nos hacen reflexionar. También pienso en lo pronto que se nos olvidan esas reflexiones.
Ojalá no perder la compostura y no hacer ruido, ni el ridículo, como la Pasionaria, cuando toque decir adiós.
Es una teoría de la comunicación de finales de los 70 que habla de cómo condiciona e influye la opinión pública sobre los individuos, sobre cómo se priorizan unos temas y se ocultan otros, y sobre la presión de opinar contra lo que se supone como bueno. Ciencia ficción, vamos…
Si la cara, como dicen, es el espejo del alma, a partir de ahora ese espejo refleja un alma colgada de las orejas, sin apenas expresión. Un alma semejante a un bozal.
¿Ellos, que se han aplicado a conciencia al asesinato de españoles solo por ser españoles durante medio siglo, se dedican ahora a denunciar que en Estados Unidos matan a los negros por ser negros?
Cada vez que escucho esto de la nueva normalidad, me viene a la cabeza el chiste sobre Santillana del Mar, que ni es santa, ni es llana ni tiene mar. Pues eso, ni nueva, ni normal.
Urge romper con todo lo que tenga que ver con los socialistas mientras el Sanchismo continué vivo. Urge poner fin a unas relaciones que nunca debieron de proseguir desde lo ocurrido el pasado verano.
Que estas cosas puedan pasar en Irroña sin que se revuelva nadie demuestra lo desnuda que está la cuidad. Somos un vertedero moral, como el de Zaldivar, pero con calles y a lo bestia.
Después de la manifestaciones por el asesino Patxi Ruiz este fin de semana, resulta obvio una vez más que los valores de libertad, justicia y paz que Tomás Caballero defendía necesitan ser reivindicados todavía hoy en nuestra tierra.
Calamidad es una palabra con diferente significado si se aplica a personas o a situaciones. Esta semana valen ambos, porque, queridos todos, ¡qué calamidad!
No podíamos ni intuir en esa burbuja de felicidad cotidiana la que se nos venía encima, y ahora añoramos lo básico como si fuera excepcional.
Como al resto de la actividad económica, el Covid- 19 va a traer consecuencias demoledoras para el mundo del deporte. Tras la “sesentena” de confinamiento, nada volverá a ser igual en la práctica y los eventos deportivos durante un largo tiempo.
Teniendo claro que el esfuerzo de nuestras instituciones, a corto plazo, debe ser asegurar la salud de todos y, a medio plazo, dar soluciones a la hecatombe en el empleo que se ha producido, la vida seguirá su cauce, y otros asuntos, ahora paralizados, volverán a reactivarse.
Se ha ido Michael Robinson, uno de los nuestros. No quiere ser esto un obituario, que ya ha tenido muchos y bonitos, sino una carta de agradecimiento. No es fácil encontrar personas que den ejemplo de lo que dicen, Robin era uno de ellos.