Detrás de un mostrador lleno de color, entre cestas de manzanas, tomates y uvas recién traídas del mercado, está Asun Muñoz Calvo, una mujer de 56 años que lleva 38 años levantando la persiana cada mañana. “Llevo 38 años cotizados de autónomo”, comenta con una sonrisa serena y cansada a la vez. “Empecé con 17 años en la frutería de mi padre, en la urbanización Orvina, y más tarde abrí la mía aquí, en mi pueblo”.
Esa tienda es la frutería Segura, situada en la calle Lapurbide 8 de Ansoáin, a solo unos minutos de Pamplona. Desde 1988, este pequeño comercio ha resistido al paso del tiempo ofreciendo fruta y verdura fresca de temporada. Asun ha mantenido intacto el espíritu con el que comenzó: “Sobre todo, ofrezco calidad, atención y cercanía”. También vende verdura limpia y envasada al vacío, algo que sus clientes agradecen por comodidad.
El nombre del establecimiento tiene historia y sentimiento. “El apellido Segura viene de mi abuela, que vino de Andalucía. Se instalaron aquí, en Ansoáin, y quise dejarle un recuerdo con el nombre de la frutería”, cuenta. No solo heredó el negocio familiar, sino también la vocación. “Mi padre, Pedro Muñoz Segura, tenía una frutería en Orvina y otra en la Rocha. Yo tenía claro que quería abrir la mía aquí”.
Con casi cuatro décadas de trabajo, Asun confiesa que ya siente el peso de los años: “Me va bien, pero tengo más ganas de jubilarme que de trabajar. No sé calcular cuándo podré hacerlo, porque los autónomos nunca lo tenemos claro, pero estoy cansada”. Su sinceridad la retrata tal y como es: cercana, directa y sin rodeos.
Durante un tiempo contó con empleados y con la ayuda de su hijo Javi Ogalla, de 31 años, pero hoy lo lleva todo sola. “Mi hijo me ayudaba hasta hace poco, pero ha encontrado otro trabajo. Todo lo que entra es para mí y no pienso contratar a nadie más”, explica mientras atiende a una clienta que la llama por su nombre.
El esfuerzo tiene su recompensa. La clientela le pide que no cierre, que aguante. “La gente me dice que me quede, que cada vez hay menos tiendas pequeñas. En Ansoáin la gente quiere el comercio cercano”, comenta. Su frutería tiene un poco de todo, aunque lo que más vende es fruta de calidad y verdura de Navarra. “Esto da para vivir. Conozco a todo el pueblo”, añade con orgullo.
En las redes sociales, las reseñas de sus clientes son el mejor reflejo de su dedicación: “Son de toda la vida, gente maja del pueblo y tienen muy buen género. Buena gente... y muy buena fruta”, se puede leer en los comentarios.
La frutería Segura ha sido uno de los comercios homenajeados por el Ayuntamiento de Ansoáin el pasado 26 de junio, junto al bar Antxe y Ukimen Fisioterapia, por “llevar media vida subiendo la persiana”. Un reconocimiento que, aunque no esperaba, le hizo ilusión. “Estoy contenta y me gusta el trato con la gente, porque si no ya habría cerrado”, reconoce.
Hija de comerciantes, Asun creció entre cajas y mostradores. Sus padres regentaron durante años Conservas Segura en Orvina, antes de centrarse en la fruta y la verdura cuando las conservas comenzaron a venderse menos. En enero de 1988, Asun tomó el relevo y abrió su propio negocio en el local de una antigua lechería, justo en el corazón de Ansoáin.
Desde entonces, no ha dejado de atender a una clientela que mezcla generaciones. “Tengo clientela fija, de toda la vida, pero también gente joven que ha mamado desde pequeña la importancia de comprar en el comercio local, de comprar producto de calidad, de aquí, y cuidar lo que come”, cuenta mientras acomoda las cestas de peras y naranjas.
Su frutería forma ya parte del paisaje del pueblo. Y aunque a veces bromea con que “solo le falta tirar el Chupinazo, como hizo este año Tino, el de la tienda de chucherías”, sabe que su presencia diaria en la tienda también es una tradición.
