Elisa Gorrochategui Roncal, de 35 años, abrió su obrador y cafetería Kutixi Repostería Artesanal el 27 de febrero de este año. Esta periodista cumplía así su sueño de convertir su afición a la repostería en su nueva profesión. Sólo unos meses después, baja por sorpresa la persiana de su negocio y explica los motivos.
Ubicada en el número 22 de la calle Mutilva Alta del barrio de Lezkairu, esta cafetería supo ganarse el favor del público desde el primer minuto. De hecho, a los pocos días de abrir tuvo que aumentar la plantilla porque tenía mucho más volumen de trabajo del esperado.
Por eso, el mensaje de despedida, publicado en las redes sociales del negocio, ha sorprendido a los clientes y a los vecinos del barrio: "Hola a todos, como muchos ya sabéis hoy -por este domingo- ha sido nuestro último día. Gracias por el apoyo y la confianza durante estos meses", reza la publicación.
Gorrochategui ha explicado a este periódico los motivos del repentino cierre. Y también ha avanzado qué pasará con el local ahora que Kutixi Repostería Artesanal ha bajado la persiana definitivamente.
La joven periodista empezó a barruntar la idea de montar su propio negocio de repostería artesanal después de la pandemia por el Covid-19, en el año 2020. Ya en el momento de la apertura, comentaba que entre buscar local, las obras, las gestiones de las licencias y demás, había sido un proceso "muy largo".
De hecho, tardó casi cuatro años en poder abrir las puertas de su negocio a los clientes. "Tenía que haber abierto en 2022", puntualiza. Ahora, confiesa que ese proceso le desgastó demasiado. "Entre una cosa y otra, fueron tres años con las obras. Y yo ya no podía más", rememora. De hecho, cuando consiguió la licencia para poder abrir, en enero de 2024, se planteó, incluso, si dejar el proyecto.
"No me sentía con la ilusión que debía de tener. Abrir mi propio negocio tenía que ser de lo que más ganas tuviera en la vida y, sin embargo, no lo veía así", cuenta. Aún así lo intentó: "Pensaba que conforme pasaran los meses iría recuperando la ilusión", explica. Pero no volvió a sentir ese entusiasmo por su proyecto.
"Ha llegado un momento en el que no le he encontrado sentido a seguir", asegura. Y concluye que el proceso de montar el negocio desde cero ha supuesto un desgaste tan grande que no ha conseguido remontar. "Me da mucha pena porque el local quedó muy bonito, lo hice todo a mi gusto y le puse mucho empeño", lamenta.
Por eso, espera que ahora pueda tener una segunda vida. Aunque no puede avanzar muchos detalles, Gorrochategui sí ha adelantado que hay varias personas interesadas en quedarse con la cafetería. "Ojalá alguien se lo quede", desea.
Ahora, esta emprendedora pone el foco en su futuro. "Quiero volver al mundo de la comunicación", indica. Lo que no tiene tan claro es cuándo volverá a poner las manos en la masa para volver a encandilar a los paladares con su repostería. Eso sí, insiste en que lo volverá a hacer: "Me encantaría volver a disfrutar de la repostería como un hobby, sin tanta presión".
A pesar del sabor agridulce de este sorpresivo cierre en Pamplona, Gorrochategui se queda con lo bueno: "También ha sido una etapa muy bonita". Y agradece a todos lo clientes que han decidido confiar en Kutixi Repostería Artesanal para endulzar momentos especiales o simplemente disfrutar de un café en el local.
