Desde hace más de una semana, la avenida Carlos III el Noble ha recibido una nueva cafetería. Este nuevo local queda donde estaba Le Parisien, un pub y cervecería que cerró sus puertas en 2017. Desde entonces, lo único que decoraba el establecimiento eran grafitis. Pero hace unas semanas empezó a verse movimiento en el interior del establecimiento y se divisaba una nueva oferta hostelera.
Justo en la avenida Carlos III el Noble 51 es que se encuentra la nueva cafetería, muy cerca de otros muchos negocios que hemos visitado en esta sección de comercio local.
Algunos locales que están por la zona son el Avocado Gastro-Café que trajo la idea del brunch o la tienda especializada en productos de cocina Culinarium.
Virginia Arias Triulzi, jefa de camareros del nuevo local, lleva 20 años viviendo en Navarra. Su convivencia con la gente y el entorno de Pamplona le ha permitido ayudar al dueño, Andrés, a construir un lugar agradable para sus clientes. "Lo que queremos nosotros es darle prioridad a la comodidad, al trato con el cliente. Hay algo que no se puede cuantificar con dinero y es el hecho de que queremos que el cliente reciba un servicio personalizado prácticamente", asegura Arias.
El local, que carece de un rótulo en la fachada, ha sido nombrado como La Fábrica. "La idea comienza en una fábrica de cerveza artesanal. Tiene además un significado sentimental, porque es una manera de fabricar sueños, ilusión, lo que quieras. También para la gente es un nombre muy simple. Y si quieres que vaya más allá, los camareros están vestidos de otra forma porque intentamos fabricar una imagen", explican.
"Nosotros tenemos el cartel guardado desde hace mucho tiempo. Pero resulta que entra mucha gente y pregunta por el nombre del local. Eso nos ha dado una cercanía con el público. Entonces decidimos no ponerlo porque si pasas por fuera, ya sabes cómo se llama. Y cuando entras, te cuento otra historia, no solo que se llama La Fábrica".
Aunque llevan pocos días abiertos, Arias señala la continuidad con la que llegan clientes: "Ya tenemos clientes que vienen a la mañana a tomarse un café, luego un vermut al mediodía y después a picar algo por la tarde. Pusimos también a una persona contando en la puerta y recibimos a 800 personas en 3 días".
También ellos dan la bienvenida a todo el que se acerca: "Aquí viene gente mayor, gente joven, gente más joven todavía, familias con niños y bebés que vienen con sus carritos. No tenemos un público específico. Solo queremos clientes que se conviertan en amigos para desarrollar una tarea, nada más", añade la camarera.
Virginia Arias también destaca la experiencia y el esfuerzo del dueño para sacar adelante este proyecto, afirmando que "no es nuevo en el negocio y que entiende cómo se obtiene un producto, cómo manejarlo, qué precio ponerle y cómo ofrecerlo. Él quiere vender más que café, mostrar una historia, un concepto, una manera de hacer las cosas".
Destaca además la profesionalidad de sus compañeros: "Nuestros camareros compiten en torneos haciendo café. Toda esa formación que le damos a los camareros repercute en el producto. Dicen por ahí que los pequeños detalles hacen la diferencia, y nosotros nos hemos preocupado por ellos".
Con la llegada de San Fermín, ya están planeando cómo sobrellevar las fiestas. "Va a ser la primera vez que Andrés vea los sanfermines y quiere disfrutarlos desde dos lugares: junto al público viendo a los corredores, y como trabajador que es. El día 6 tenemos muchas solicitudes para venir a comer algo. Y vamos a vender lo que vendemos todos los días: empanada, pizza, bocatas, pinchos, fritos", cuenta.
Un respeto por el cliente, por sus 'fabricaciones' y por ellos mismos es lo que buscan expresar a todo aquel que entra a pedir un aperitivo. "Todo ese respeto está en una taza y una cuchara. Detrás de ese café hay muchas historias. Muchas historias que la gente no conoce", finaliza la jefa de camareros.
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