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COMERCIO LOCAL

El comercio centenario de Pamplona que mantiene la tradición de vender belenes en Navidad

Es uno de esos establecimientos del casco viejo de la capital navarra donde es imposible quitar la mirada del escaparate.

Belenes y figuras a la venta en las estanterías de la droguería Ardanaz en Pamplona. Navarra.com
Belenes y figuras a la venta en las estanterías de la droguería Ardanaz en Pamplona. Navarra.com

La llegada de la Navidad abre las puertas a mantener y recuperar las figuras de los belenes, en una tradición milenaria que no se rinde ante la llegada y el tirón de la moderna Santa Claus. Las tiendas de regalos de Pamplona se llenan de esas pequeñas figuras de San José, el niño Jesús, la virgen María, los pastores, ovejas, romanos, y de belenes con sus castillos y sus portales.

Lo que llama la atención es que una droguería centenaria de la capital navarra mantenga la tradición de llenar sus estanterías de belenes con sus figuritas y colocarlas a la venta desde el siglo pasado. Está situada en la calle Mayor número 4 del casco viejo. Muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en esta sección de comercio local, como el histórico deportes Zariquiegui o la tienda la Zapatillera.

Al cliente que entra en la droguería Ardanaz le sorprende ver todas las estanterías antiguas de madera completamente llenas de belenes, a la vez que se venden lejías, lijas, productos caseros de limpieza, productos químicos, de higiene, cosméticos, insecticidas o pinturas.

La historia este local viene de muy atrás. Fructuoso Ardanaz trabajaba en una empresa de telas (Navasal) a comienzos del siglo XX junto a su hermano Félix. Al conocer a la que luego sería su mujer, Teresa Piqué, decidió abrir una droguería en 1907.

A la muerte de Fructuoso en el año 1948, fueron su hijo Nicolás Ardanaz, el conocido fotógrafo navarro, y su hermano José Joaquín Ardanaz los que se hicieron cargo del negocio. Entonces mantenían la tienda en la calle Mayor junto a otra tienda tienda donde vendían la lejía 'El Tigre' en el número 20 de la misma calle.

La tradición de vender belenes comenzó con Nicolás Ardanaz. Decidió introducir entre las mercancías las figuras de belén y la tienda se llenó de chavales. Eran los años cincuenta del pasado siglo y nadie en Pamplona se había atrevido al trabajo de vender figuras para el nacimiento, salvo de forma esporádica.

Comercializó las primeras piezas que llegaban desde tierras del Levante, y que completaba con el musgo y los trozos de corcho que él, personalmente, recogía los domingos en Aralar y San Donato. 

De entre todas las figuras, Nicolás sentía predilección por una. Era una figurita de barro que representaba a un pastor haciendo sus necesidades, que denominaba 'el canónigo'.

Interior de la droguería Ardanaz en la calle Mayor de Pamplona. Navarra.com
Interior de la droguería Ardanaz en la calle Mayor de Pamplona. Navarra.com

A la muerte de Nicolás Ardanaz, en 1982, el negocio quedó en manos de su viuda Resurrección Villanueva y de José Joaquín Ardanaz, así como de un primo de los dos hermanos, Demetrio Ardanaz.

Fue a comienzos de los años 90 cuando el Ayuntamiento de Pamplona se hizo con la propiedad de la bajera situada en el número 20 de la calle Mayor. Hasta entonces la bajera había albergado un negocio de fabricación y venta de lejías 'El Tigre' de la familia Ardanaz, que entonces eran imprescindibles en la limpieza de los hogares navarros en dura competencia con la droguería López.

Demetrio Ardanaz y su esposa Tomasa Itoiz tuvieron dos hijos, María Pilar y Félix Mari. Uno de ellos, Félix, es el que actualmente dirige el negocio en la calle Mayor 4 como la cuarta generación de la familia.

Fachada de la droguería Ardanaz en la calle Mayor de Pamplona. Navarra.com
Fachada de la droguería Ardanaz en la calle Mayor de Pamplona. Navarra.com


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El comercio centenario de Pamplona que mantiene la tradición de vender belenes en Navidad