COMERCIO LOCAL
Mayra, la mujer que ha logrado abrir su estudio en Pamplona: "Quería ofrecer un servicio diferente"
Tras más de dos décadas en Navarra, ha cumplido su sueño de abrir un estudio de uñas.

El barrio pamplonés de Iturrama dio la bienvenida en diciembre a un nuevo espacio de cuidado personal y que ya ha conquistado a una fiel clientela. Lo dirige Mayra Torres, una mujer emprendedora de origen ecuatoriano que, tras más de dos décadas en Navarra, ha cumplido el sueño de levantar su propio negocio.
Desde diciembre, en Iturrama 6, funciona un estudio de uñas y estética que ha logrado hacerse un hueco entre los negocios del barrio. Detrás del proyecto está Mayra Torres, una mujer que llegó a Navarra desde Guayaquil, Ecuador, hace 25 años y que ahora, tras una larga trayectoria de esfuerzo y aprendizaje, ha cumplido su sueño de emprender en su pasión, el diseño de uñas.
Antes de abrir el local, Mayra trabajaba desde casa, donde había conseguido una clientela fiel y constante. Decidió dar el paso porque sentía que necesitaba un espacio diferente, más profesional y pensado para ofrecer una experiencia completa. “Llevaba años trabajando en casa, especialicé mi técnica, tenía mucha demanda de clientas y quería ofrecer un servicio diferente que en mi casa no tenía, algo más exclusivo donde cada mujer se pueda sentir especial”.
No fue una decisión improvisada. A lo largo de los años, Mayra se ha formado en distintas ciudades, viajando a lugares como Barcelona o Alicante para perfeccionar sus técnicas. Lo que comenzó como un simple hobbie se transformó pronto en una pasión y una dedicación a tiempo completo. “Fui formándome año a año, viajando para aprender siempre. Este es el resultado”.
Eligió el barrio de Iturrama por una razón clara: no quería perder su clientela habitual. “Tenía claro que sería Iturrama. Quería que mi clientela no se perdiera, no quería sacarla de esta zona porque está muy bien conectada”.
De hecho, muchas de las mujeres que acudían a su casa han seguido acudiendo a su nuevo estudio, y otras muchas han llegado desde entonces. El local, que inauguró el pasado 22 de diciembre, ya cuenta con una cartera estable de clientas. “He sido muy bien acogida, ha llegado mucha gente y estamos trabajando muy bien”.
En el centro se ofrece un servicio de manicura muy especializado, centrado en el cuidado exhaustivo de las cutículas y en técnicas de extensión de uñas. “No trabajamos con acrílicos por la toxicidad. Usamos productos de calidad, casi todos de procedencia ucraniana o rusa”, explica.
El protocolo de higiene es uno de los aspectos más cuidados del estudio. Cada clienta dispone de su propio estuche y el proceso de esterilización del material se lleva a cabo antes y después de cada servicio. “Tenemos una cantidad enorme de tijeras para hacer la reposición con cada clienta”.
La experiencia va más allá del tratamiento estético. En el espacio se ha habilitado una zona de coffee bar para que las clientas puedan relajarse durante el servicio. Y aunque la atención sigue siendo muy personalizada, Mayra ya ha dado el paso de ampliar el equipo. “He podido expandir y he traído una chica. Estamos muy a gusto trabajando juntas”, comenta.
En el área de estética facial, el estudio ofrece servicios como lifting, diseño de cejas, laminado o extensiones de pestañas, entre otras cosas. Mayra quiere seguir creciendo, pero prefiere hacerlo poco a poco y con solidez. “Queremos expandirnos, pero vamos paso a paso. Estoy muy contenta”.
La digitalización también está en marcha. Hasta ahora, todas las citas se gestionan por WhatsApp, donde incluso ha creado un catálogo visual. Está trabajando en una página web y pronto incorporará un sistema de reservas online a través de Booksy. “Lo hago todo por WhatsApp. Tengo un contacto personalizado”, explica.
Mayra recuerda bien sus inicios. Llegó sola a Navarra con 20 años y durante años trabajó en lo que pudo: limpieza, hostelería, supermercados. “Vine a dedicarme a lo que todos nos dedicamos cuando llegamos. Hice de todo un poco. Trabajé en lo que me salía”, cuenta. A los pocos meses pudo traer a su hermana mayor y a su familia. Hoy es madre de un chico de 18 años y asegura que han sido “muchos años de batalla dura, pero se ha podido lograr”.
La idea de profesionalizar su pasión por las uñas surgió gracias a una conversación casual. “Donde me hacía las uñas, la chica me dijo que iba a hacer cursos. Empecé a practicar y me gustó mucho”. Más adelante, una amiga le ofreció trabajar en su peluquería, pero finalmente optó por montar su propio espacio en casa. Desde entonces, ha ido creciendo paso a paso hasta dar el salto al local.
Durante los dos meses previos a la apertura, la preparación fue intensa. Mayra compatibilizó su trabajo en casa con las obras y el montaje del nuevo estudio. “Tuve mucho apoyo familiar, todos metimos la mano, día, noche y madrugada entera”, recuerda.
Justo enfrente de su negocio hay otro centro de estética, pero Mayra no lo ve como una amenaza. “No considero que sea mi competencia. Ella tiene su estilo y yo el mío. La gente me pregunta, pero yo ya venía con una cartera de clientes y hay espacio para todos”.