• miércoles, 12 de febrero de 2025
  • Actualizado 15:01
 
 

COMERCIO LOCAL

La golosa churrería familiar de un matrimonio de Pamplona que reúne a clientes de todas las generaciones

Tanto la carta como la decoración del local combinan elementos tradicionales con otros más en auge en los últimos tiempos. 

Minerva Fernández Galilea y Miguel Ángel Díaz Gardón, de la churrería y chocolatería Gardón, en la calle San Miguel 7 de Pamplona. IÑIGO ALZUGARAY
Minerva Fernández Galilea y Miguel Ángel Díaz Gardón, de la churrería y chocolatería Gardón, en la calle San Miguel 7 de Pamplona. IÑIGO ALZUGARAY

Minerva Galilea Fernández, de 36 años, y Miguel Ángel Díaz Gardón, de 39, son un matrimonio que lleva más de 20 años dedicados al mundo de la hostelería. Muy aficionados a los churros y a las porras, hace 8 años abrieron su propia churrería y chocolatería.

Lo hicieron en la Calle Tafalla, y años después adquirieron también el local de la calle San Miguel donde atienden a diario. En principio, iban a mantener los dos, pero las consecuencias de la pandemia provocaron, muy a su pesar, el cierre del primero. 

De hecho, todavía hoy en día se apenan de haber abandonado un local que ellos mismos reformaron y le otorgaron ese aspecto de 'salón de la abuela', que ellos consideraban adecuado para su churrería. "Cuatro años más tarde, yo soy incapaz de pasar por esa calle", reconoce Minerva Galilea

El nuevo local que adquirieron poco antes de la pandemia se encuentra en la Calle de San Miguel número 7, en Pamplona. Se trata de la churrería y chocolatería Gardón. Es un establecimiento que está cerca de otros que hemos conocido en esta sección de comercio local, como la cervecería artesana Whānau Smoked & Craftbeer, que celebró su segundo aniversario con un menú especial.

Su producto estrella, como anuncia su nombre, son los churros y el chocolate caliente, además de las porras. La elaboración de su producto más vendido no es una tarea sencilla. "No se pueden hacer churros igual aquí que en otras zonas de España. Incluso aquí, las medidas varían en función de la estación. Cuando empezamos, nos dimos cuenta de ello, y, con el paso del tiempo, aprendes a tratar el producto", asegura Miguel Ángel Díaz Gardón

"Nosotros a diario no valoramos su elaboración, pero a la gente le sorprende y nos lo reconoce. Una vez vino un grupo de mujeres de Alaska a comer churros. Como no había mucho jaleo, les invitamos a la cocina a ver cómo los preparábamos, y acabaron la sesión aplaudiendo y todo", expresa Minerva Galilea entre risas. 

Además de los churros, en Gardón también se pueden adquirir dulces tradicionales como las rosquillas. Y también torrijas, que se elaboran durante todo el año siguiendo una receta tradicional y se piden por encargo. "La gente nos agradece que no las vendamos solo en algunas festividades y que puedan comprarlas cualquier mes. Muchas veces, nos han dicho que les recuerdan mucho a las que hacía su abuela", expresa el propietario.

Pero en la churrería y chocolatería Gardón también piensan en el público más joven, y siguen las tendencias de moda en los últimos tiempos. En cuanto a la bebida, triunfan mucho los batidos frappés, el té chai o el té matcha y los smoothies (batidos de frutas naturales). La pastelería americana está muy en auge, y también ofrecen los dulces más destacados.

Entre el público más joven, tienen gran aceptación sus cookies (de oreo, nutella, kinder bueno, lotus u otros sabores), los brownies, los New York Rolls y, sobre todo, los cruasanes rellenos (también pueden ser de pistacho, lotus o nutella). Y, de cara a las navidades, también ofrecen roscones de Reyes. La variedad de dulces además de los churros y las porras es muy extensa. 

La churrería y chocolatería conserva ese aspecto tradicional del anterior local, con mesas, sillas y material vintage. Pero sus propietarios, y, en especial Minerva, encargada de la decoración, lo han combinado con rótulos y adornos más juveniles. "Aquí viene gente de todas las generaciones. Desde cuadrillas de jóvenes, hasta abuelos con sus nietos o gente más mayor. Y eso es lo bonito.", explica el propietario. 

Miguel Ángel Díaz Gardón valora la innovación y la mano de su mujer en el tema de la decoración. "Hay gente que viene solo a sacar fotos. Igual ni siquiera consume. Eso significa que estaremos haciendo algo bien en ese aspecto", explica. 

La churrería abre el martes de 16:30 a 20:30 horas, de miércoles a domingo de 9 a 13 horas por la mañana, y de 16:30 a 20:30 horas por la tarde. Los lunes, cierran por descanso semanal. Además, se pueden realizar encargos de sus productos. 

A pesar de las dificultades vividas por la pandemia, el matrimonio pudo reponerse, y ahora se muestra muy orgulloso del camino. "Siempre he tenido este sueño, desde que empecé en la hostelería. Tuve la suerte de conocer a Minerva que pensaba igual que yo", asegura Miguel Ángel Díaz Gardón. "Lo que más nos gusta es poder trabajar los dos juntos. Por eso hemos conseguido sacar Gardón adelante", le sigue Minerva Galilea Fernández

¿Tienes una tienda, un bar, un restaurante o un local comercial en Pamplona o alguna localidad de Navarra?

¿Quieres salir en nuestra sección de Comercio Local y que miles de personas conozcan todo lo que ofreces con una noticia y fotografías hechas por profesionales?

Escríbenos a esta dirección y hablaremos contigo para contactar cuando antes: [email protected]


Apóyanos para seguir realizando periodismo independiente.


  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
La golosa churrería familiar de un matrimonio de Pamplona que reúne a clientes de todas las generaciones