COMERCIO LOCAL
Koldo, el navarro que se jubila con la tienda más espectacular y graciosa de todo Pamplona: "Sigue siendo rentable"
“Esto no es empezar desde cero como me tocó a mí. Esto es un negocio que está hecho al 90%”, asegura.

Koldo Nava Vicente ha cumplido 65 años este pasado febrero y ha dedicado más de media vida a un negocio que ha sabido levantar desde cero. Natural de Burlada, donde ha nacido y sigue viviendo, se define como un navarro de pura cepa, “de toda la vida, de siempre”. Soltero, sin hijos, tranquilo y sin ataduras, ha decidido que ha llegado el momento de dar un paso atrás y plantearse la jubilación, aunque no descarta aguantar “un añico más” si no aparece el relevo adecuado en su tienda de Pamplona.
La tienda de Koldo está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local, como el bar Pato Pinta que tiene una de las mejores cazuelicas de ajoarriero de la ciudad.
Desde finales de los años 80, Koldo ha vivido cara al público, en una rutina constante en la que se ha volcado completamente. “Llevo 36 años dando servicio con los disfraces y llega la hora de desconectar un poco de la vida de autónomo, que es dura”, comenta con naturalidad, dejando claro que está preparado para cerrar etapa, pero sin prisas ni fechas cerradas. “Todo llega y todo pasa”, dice con filosofía.
Ahora busca a alguien con ganas de trabajar, que quiera emprender en un negocio con clientela fija, stock valorado en mucho dinero y totalmente listo para funcionar. “Esto no es empezar desde cero como me tocó a mí. Esto está hecho al 90%”, explica. Y como gesto para facilitar el traspaso, ofrece incluso que la persona interesada pueda trabajar con él durante campañas clave, como Navidad, Halloween o San Fermín, y ver de cerca cómo se organiza todo.
Ese negocio que ahora quiere dejar en otras manos es La Máscara, su tienda de disfraces situada en la calle Abejeras 6, en pleno barrio de Iturrama, Pamplona. Es un establecimiento conocido por cualquiera que haya buscado alguna vez un disfraz, un complemento llamativo o una decoración especial para una fiesta. Con más de 200 metros cuadrados de espacio y un gran almacén, ha sido durante décadas el referente en su sector.
En La Máscara se puede encontrar de todo: disfraces para todas las edades, alquiler de trajes, pelucas, maquillaje, decoración temática e incluso mascotas de animación como Minnie, Mickey, el Pato Donald, Deysy, las Tortugas Ninja, la Patrulla Canina, Elsa o Frozen. También son especialistas en campañas de Navidad, donde ofrecen el alquiler de trajes de Reyes Magos, pajes reales, Papá y Mamá Noel, además de un extenso catálogo de barbas y pelucas profesionales.
Las fechas más fuertes siempre han sido Carnaval y Navidad, pero Halloween ha ganado terreno y San Fermín también deja buenos días de ventas, especialmente los primeros. “Luego cierro por las tardes. Llevo cuatro años sin cerrar del todo, solo me cojo tres o cuatro días para irme con la bici por ahí”, cuenta.
“Igual del 1 al 15 de julio solo abro por la mañana y con eso me vale”, añade. El resto del año también hay movimiento, con fiestas en pueblos durante agosto, despedidas de soltero, academias de baile, compañías de teatro o encargos más pequeños que salen a diario. “Todos los días hay alguna cosica”, afirma.
Una de las claves del éxito ha sido su enorme almacén, que permite responder a pedidos grandes con rapidez. “Si te piden 25 disfraces o 50 pelucas, hay que tenerlas. Hay que exponer y tener almacén”, insiste. No solo acude gente joven o universitarios; también familias enteras, grupos de amigos, adultos que organizan fiestas en casa o locales de ocio nocturno que preparan eventos especiales.
Junto a él ha estado durante tres décadas Edurne Cuadrado, dependienta de confianza que podría seguir en la tienda si los nuevos dueños así lo quisieran. “Ella lleva esto mejor que yo. Les enseñaría todo y facilitaría el cambio”, ha asegurado. Un respaldo muy valioso para quien tome el relevo.
Aunque reconoce que los tiempos han cambiado, y que internet y Amazon han afectado al sector, Koldo asegura que el negocio sigue siendo rentable. “No es lo que era antes, pero sigue dando para que vivan bien dos o tres personas. Y además tenemos venta online”, recuerda.
Consciente de que lo que se necesita es una nueva mirada, alguien con ideas frescas y energía, Koldo lanza un mensaje claro: “Al que se interese le diría que tenga ganas de trabajar, innovar dentro de lo que se pueda y emprender. Porque esto funciona”.