El comercio local es lo que enriquece a los barrios de las ciudades y ofrece una experiencia de compra diferente a la que se puede encontrar en otras grandes superficies. Pamplona tiene la suerte de contar con comercios de toda la vida en diferentes barrios que, gracias a sus vecinos, ofrecen productos únicos. Las mercerías suelen ser los negocios que más resisten a los grandes almacenes y que siguen ofreciendo el servicio de siempre.
Los diferentes barrios de Pamplona cuentan con asociaciones de comerciantes que permiten dar a conocer a estos pequeños comercios que tanto merecen la pena y se deben cuidar.
Por ejemplo, la Asociación de Comerciantes de San Juan, Ermitagaña y Mendebaldea cuenta con más de 20 comercios adheridos de diferentes sectores. Por ejemplo, en la calle Irunlarrea 13 se encuentra una pequeña mercería como las de toda la vida.
La Mercería Conchi cogió el relevo en 2013 tras la jubilación de las anteriores dueñas de la mercería llamada Carmen y Lucía. La apertura fue de casualidad y gracias a la buena mano de Conchi Carralero Ruiz. "Era un momento complicado con la crisis y justo el local lo dejaban Carmen y Lucía. Me lancé sin experiencia y porque mi marido tenía claro que tenía que ser esto", detalla la modista.
Antes de comenzar en esta aventura, sí que confeccionaba por altruismo bolsos o delantales para la Tómbola de Cáritas o también, para mandar a países como Ruanda sábanas. "También hice labores de pintura en un colegio de Barañáin donde aprendí pintura".
El local de la mercería no es muy grande, pero sí cuenta con todo tipo de elementos de una mercería de toda la vida. Cuenta con lencería tanto de hombre como mujer, pijamas o ropa interior. Al encontrarse cerca del Complejo Hospitalario de Navarra son muchos los que acuden a por batas o ropa de noche tras un ingreso inesperado.
También cuenta con pequeños objetos de mercería como cintas, gomas, lanas, hilos o agujas. "Está todo muy aprovechado en la tienda, no caben muchas más cosas". En la Mercería Conchi también realizan trabajos de arreglos de todo tipo. Es más, es uno de los servicios más demandados de los vecinos y vecinas del barrio de Mendebaldea.
Conchi cuenta con la ayuda de Rosa en el taller y también con Maite que echa una mano con todos los asuntos de la tienda. "Estoy un poco en todo, al final te haces mayor y necesitas ayuda. Es verdad que es duro, pero eso significa que hay trabajo. Estoy muy contenta y la gente es muy maja", cuenta Conchi.
Conchi ha ido aprendiendo poco a poco del oficio y ni ella misma pensaba que iba a aguantar tanto tiempo. Ahora, es una mercería de referencia en el barrio de Mendebaldea y son muchos los vecinos y vecinas que se acercan con ilusión cada día con la modista. "Se trata de tener sentido común y tratar a la gente bien, con cariño", dice Conchi mientras se emociona.
La modista también está muy activa en la Asociación de San Juan, Ermitagala y Mendebaldea, que realiza campañas por temporadas que animan a consumir en los comercios locales adheridos. "Si faltan los pequeños comercios, el barrio se muere. El valor de venir a una tienda lo gana todo".
Conchi nació en Madrid pero cuando era pequeña destinaron a su padre a Pamplona para construir la Autopista de Navarra. Una vez terminó no sé quisieron marchar y se asentaron en la capital navarra. Conchi también formó su familia aquí y, aunque la mercería es exigente, se encuentra muy contenta. "Es duro y hay mucho trabajo porque al final intentas estar en todo. Pero es muy gratificante".
