La mercería Marí Mar de Burlada vive su última etapa después de más de 40 años de vida en la calle Nogalera. Es un local pequeño, estrecho, donde no cabe ni un alfiler en las paredes al estilo de las mercerías de toda la vida.
La tienda está muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este apartado de comercio local, como es el caso, por ejemplo, de la Bodega Eslava que ha cumplido 50 años o de la carnicería de los hermanos Gil en la calle Mayor.
La navarra Ana Olmo García es la dueña de la tienda. Ya tiene la edad de jubilación y está esperando encontrar a una persona que tome el relevo de la tienda: "La cogí cuando mi hija tenía dos años y había tres personas trabajando".
El nombre de la mercería hace referencia a la primera dueña del local, María del Mar "que estuvo poco tiempo y yo soy realmente la cuarta persona que la lleva. Yo llevo aquí 40 años o pasados", asegura la dueña.
La ilusión y el deseo de Ana "es que no se baje la persiana y que haya otra bajera cerrada. Me gustaría que viniera una persona con toda la ilusión del mismo y siga la mercería, que se necesita en Burlada".
Quiere traspasarla o venderla "porque la bajera es mía. Que venga una persona que le de un impulso. Si yo fuera más joven le daría otro aire. Viene gente a verla pero se echan atrás y una mercería necesita sacrificio. Ahora vengo solo un rato por la mañana para que se vea que está abierta", indica.
Ana tiene al marido jubilado: "La presión familiar hace mucho. Yo me resisto a que haya otra bajera cerrada. Ese es mi problema. Las clientas no quieren que cierre. Ni se te ocurra me dicen. Son muy fieles. Vienen los padres y los hijos con ellos".
Comenta que si la tienda estuviera abierta ocho horas "se puede sacar un buen sueldo. Se puede ganar la vida perfectamente trabajando sus horas. Si se cierra una persiana ya pierde mucho y es más difícil de vender".
Le viene gente a comprar "de todos los pueblos, de Elizondo, Irurita, Santesteban o de la Txantrea. Sobre todo los miércoles que hay mercadillo en Burlada" y hay más movimiento en el pueblo.
Conoce la vida de todo Burlada: "Aquí he hecho de psicóloga. Mi hija me dice que tengo que poner en lugar de la mercería un gabinete de psicología. La gente necesita hablar y la vida que llevamos es caótica", concluye Ana.
