Ramiro Marconi Colque, de 46 años, recibe un pedido en su tienda de alimentación. Mundo Latino está ubicada en la calle del Río Queiles del barrio de la Milagrosa en Pamplona. Se ha convertido en el lugar ideal para probar productos de diferentes países de Latinoamérica sin salir de la ciudad.
Mundo Latino abrió sus puertas en junio del año 2014. "Un amigo montó la tienda y me contrató", recuerda Marconi. Pero el fundador tenía otro negocio y pronto se dio cuenta de que resultaba inviable gestionar ambos. Así las cosas le ofreció a Marconi quedarse con la tienda de alimentación. "Por aquel entonces yo tenía 4 o a lo sumo 6 euros en la cuenta", relata él.
Y, por eso, le pareció una idea descabellada ponerse al frente de la tienda de alimentación de la Milagrosa. "Pero soy creyente. En mi familia somos evangelistas. Decidi tomarme una semana para hablar con Dios", cuenta. Pasados eso siete días, sintió que debía asumir este nuevo reto profesional y habló con su amigo.
"Me puso muchas facilidades para pagar el traspaso y acepté". No lo hizo solo. Su mujer, Nora Corina Guzmán, de 43 años, se sumó al proyecto. Y los comienzos no fueron fáciles para este matrimonio que llegó hace años a Pamplona procedente de Bolivia. "Pasamos dos años trabajando sin parar y todo se iba en pagar el negocio", comenta él. "No sacábamos ni un sueldo", puntualiza su mujer.
Antes de entrar a trabajar en Mundo Latino y asumir después su gestión, Marconi se empleó como albañil, encofrador o pintor, entre otras profesiones. "No sabía cómo gestionar una tienda de alimentación. No tenía ni idea de cómo se hacía los pedidos ni a quién tenía que hacérselos", reconoce.
Gracias a la inestimable ayuda del que fue el primer propietario de Mundo Latino, el matrimonio consiguió que la tienda volviese a rodar y se convirtiese en un negocio muy querido en el barrio. "Los vecinos nos tienen mucho aprecio. Y más ahora porque en la pandemia ayudamos en todo lo que pudimos a las personas mayores. Por ejemplo, les llevábamos la compra a sus casas", explica Guzmán.
Mundo Latino soplará el año que viene las velas de su décimo aniversario. En esta década, muchos productos se han convertido en un básico en las estanterías y neveras de la tienda. Pero una cosa ha cambiado: cada vez hay más españoles que se animan a probar los productos latinos.
Guzmán lo confirma: "Al principio solo venían a comprar latinos, pero en los últimos años ha crecido el número de personas de aquí que se acercan a probar cosas nuevas". Y los achaca a que muchos de esos clientes "han viajado o han estudiado fuera" y, al volver a Pamplona, quieren recuperar esos sabores exóticos.
Lo que más se llevan son los helados elaborados con frutas procedentes de países de Latinoamérica y los productos méxicanos. "Siempre les intento asesorar sobre cómo se cocinan y les enseño cosas que se pueden llevar para probar", indica la mujer.
Para los clientes latinos hay tres productos estrella que no pueden faltar en su cesta de la compra. Por un lado están la yuca y el plátano, que en Mundo Latino se comecializan en todas sus vertientes. "La yuca, por ejemplo, se puede comprar fresca o congelada".
Incluso, venden otros productos elaborados con este ingrediente, como el pan de yuca. Se encuentra en la sección de congelados y es ideal para las personas celíacas porque no lleva gluten. "Lo metes unos minutos al horno y listo", indica Guzmán.
El tercer producto favorito de los clientes latinos es el queso fresco, elaborado a partir de leche de vaca. Este establecimiento también dispone de una amplia variedad de bebidas procedentes de diferentes países. "Lo que no vendemos es ningún tipo de bebida alcohólica", subraya Marconi.
En la actualidad, la plantilla de esta tienda de alimentación la conforma el matrimonio junto a una tercera trabajadora, Cecilia. "Antes teníamos a una cuarta persona, pero con la pandemia tuvimos que reducir el personal", lamenta. No obstante, se muestra satisfecho con el devenir de Mundo Latino, un negocio en el que ha puesto todo su esfuerzo para acercar los sabores latinos a Pamplona.
